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Una nueva dosis de esperanza...
La ucraniana Liuda Bilich viajó a Cuba en el segundo vuelo que trajo
a niños afectados por el accidente nuclear de Chernobil. Ahora,
curada, feliz y agradecida por cuanto Cuba ha hecho por ella y otros
miles de niños también víctimas de aquella pesadilla nuclear,
explica a Granma algunas de sus apreciaciones sobre este
humano plan.
¿Por qué a Cuba?
Contaba con 12 años cuando vine por primera vez. Debido a las
radiaciones provocadas por el accidente de Chernobil, padecí serios
problemas de tiroides. Entonces nos hablaron en Ucrania del programa
cubano, que ofrecía posibilidades de curación. Me trajeron y estuve
mes y medio inicialmente.
Liuda
Bilich y sus hijos Kolia y Valik, felices de recibir una nueva dosis
de esperanza.
¿Y qué recuerdas de aquellos días?
Aunque han pasado casi 20 años, cuando vine junto a otros menores
en el segundo vuelo en diciembre de 1990, hoy lo recuerdo todo. a
los niños cubanos, los médicos, las instalaciones. Me acuerdo de una
enfermera, Kenia, con su humanidad ...
¿Lo que más te impresionó?
Siempre los médicos nos atendían con cariño, con una sonrisa, me
sentía como con mi familia. Eso no se puede olvidar.
Yo en Ucrania no tenía evolución en mi crecimiento y luego se me
presentaron problemas con la glándula tiroides. Veía con dificultad
y hasta perdí las cejas.
En Cuba me curaron completamente.
¿Luego creciste, te casaste y tuviste tres hijos...?
De Cuba salí curada. Me sentía bien y gracias a dios no he tenido
serios problemas. Los niños nacieron bien, han crecido.
Tarará
es la ciudad de todos, corroboran estos pequeños ucranianos que
irradian felicidad, mientras juegan en patios y jardines.
¿Con tu nueva y saludable familia, llegaste a olvidar lo sucedido
en Chernobil?
Nunca he olvidado a Chernobil. Siempre está con nosotros. Donde
yo vivo todavía nacen niños a los que luego se les cae el pelo.
Siempre he vivido muy agradecida de Cuba, porque después de venir
aquí y atenderme hasta dejé de tomar las hormonas para las tiroides,
porque me sentía bien. Ahora, en este chequeo me han estudiado
nuevamente. En Cuba cogeré otra porción de salud. Estoy recibiendo
una nueva dosis de esperanza, con abrazos y sonrisas como los que
recibí hace 20 años.
A mis hijos les he explicado qué cosa es Cuba, pues yo considero
que aquí están los mejores médicos y creo en ellos.
¿Cómo definirías este programa?
Cuba les da la esperanza a las personas, incluso, la esperanza
que muchos ucranianos habíamos perdido. Es como la última
oportunidad, porque todas las madres queremos la salud para nuestros
hijos y somos felices de que aquí recuperen su salud y estén cada
vez mejor. Tarará es la ciudad de todos ...
A los hijos varones de Liuda, Kolia, de 11 años, y Valik, de 8
años, presentes en la entrevista, les pregunto por lo que más les ha
gustado en esta, su primera visita a Cuba. El mayor de ellos se
adelanta para afirmar su gusto por las clases de computación, y el
menor, Valik, aclara: "por supuesto la playa de Tarará".
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Con un corazón muy grande |
| "Seguimos definiendo este
trabajo como un programa de la esperanza. Los que aquí
vivimos cada día junto a los ucranianos que vienen enfermos,
vemos cómo las madres y otros familiares de los niños que
llegan depositan en nosotros todas sus esperanzas. "Esto
quiere decir, que las depositan en el pueblo de Cuba y
valoran muy alto cada centímetro de mejoría que tenga un
niño y agradecen la dedicación y la entrega de médicos y
trabajadores en hacer que estos cada vez estén mejor.
Doctor
Julio Medina, director, y doctora Xenia Laaurenti Dilmés,
subdirectora de Asistencia Médica.
"Vienen casos incluso de pequeños con parálisis cerebral
infantil (PCI), que sabemos no tienen una cura definitiva,
pero nuestros médicos y demás personal tienen un corazón muy
grande y hacen todo porque al menos tengan alguna mejoría; y
cuando es así vemos la alegría de sus padres. Aquí se les
habilitan funciones, se les hace una vida mejor, se
socializa ese niño que estaba aislado en un cuarto de su
casa y ahora sí puede recibir educación; los maestros van
hasta su casa, también comparten con otros niños, juegan,
recitan una poesía, eso es una rehabilitación, es llegar un
poquito más allá. Eso es esperanza." |
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