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El deporte florece en la montaña
ARIEL B. COYA
A veces ocurre, y es más frecuente de lo que muchos imaginamos,
que el empeño de unos pocos contagia el ánimo de otros. El
entusiasmo vence a la desidia y el esfuerzo a la escasez. La
voluntad y el optimismo se imponen, y donde poco o nada había surgen
iniciativas admirables que hacen la vida más llevadera e impregnan
de orgullo a una comunidad.
Los
niños garantizan la auténtica masividad.
Para entender de lo que hablamos quizá convenga observar mejor
las imágenes que acompañan a este trabajo, tomadas en el municipio
guantanamero de Baracoa, en cuyas montañas florecen hoy la masividad
en el deporte y el sano esparcimiento.
En la localidad de Saibá, por ejemplo, se levanta un Área
Especial de Judo, edificada por sus tres profesores, quienes se
dieron a la tarea de buscar hasta 150 sacos de aserrín para
improvisar un colchón con la lona que les facilitó el INDER.
Para los ojos de cualquiera puede que, en efecto, a simple vista
solo se trate de una rústica nave de troncos con el techo averiado
por los ciclones, pero en su interior día a día no faltan quienes
aprovechen su tiempo libre practicando una de las disciplinas de
combate que más lauros le ha reportado al país en los últimos 20
años.
“Deseos
de trabajar es lo primero que tenemos para llevar adelante el
deporte”, afirma uno de los profesores del área de judo en Saibá.
Y la masividad está ahí —como sostiene el profesor Niober Estévez
Lancara—, con los niños, de los cuales atienden hasta 130 en las
seis escuelas del Consejo Popular de Cabacú, donde, según afirman,
hay muy buenos talentos. Con ellos, en poco tiempo han obtenido
resultados, participando en los últimos Juegos Nacionales pioneriles
con Marco Antonio Ramírez, mientras que este año ya clasificaron en
total a cinco atletas (dos hembras y tres varones) para los
provinciales, en la categoría 11-12 años, que es la base para la
Escuela de Iniciación Deportiva (EIDE).
Poco importa entonces que no dispongan de las condiciones
ideales, cuando el deseo de trabajar es lo primero que se tiene para
llevar adelante el deporte, según asevera Niober: "No se necesita un
tatami original para formar buenos atletas. De aquí también los
podemos sacar".
Baracoa
se ha convertido en una potencia del baloncesto femenino.
¿Que no tienen judoguis? Pues enseguida aparecen varias camisas
de faena para ensayar las proyecciones y los combates. Soluciones,
al fin y al cabo, son lo que nunca faltan en la inventiva de estas
personas, como demuestra Emilio Correa Rosca, el más veterano de los
tres, quien fijándose en las imágenes de una revista soviética captó
el diseño para fabricar el único Hércules con que cuenta Baracoa,
"consiguiendo una pieza por aquí, inventando otra por allá".
"El objetivo es que los muchachos desarrollen todo tipo de fuerza
en los brazos, que es lo que se requiere en el judo. Cuando no hay
fuerza de brazos, no hay buen agarre y tampoco una proyección
adecuada", apunta Emilio, orgulloso del "gimnasio rústico" que ha
creado en torno a la escuelita, con una barra fija, dos paralelas y
el inaudito banco de pesas, en el que todos los interesados —no solo
los niños— pueden ejercitar los músculos cada día para ahuyentar al
sedentarismo.
EL BALONCESTO (F) TAMBIÉN SE ELEVA
Curiosamente, para demostrar que el de los judocas no es un caso
aislado, muy cerca de ahí se puede encontrar uno también, en la
propia ciudad de Baracoa, con Oscar Granada Ronquillo, quien más que
un entrenador ha devenido casi el segundo padre de las muchachas del
equipo femenil de baloncesto, de la categoría 11-12.
Graduado del Fajardo en 1979, se alejó del deporte durante casi
10 años. Sin embargo, como él mismo explica, no pudo resistir la
nostalgia y desde el 2007 retomó lo que realmente más disfruta:
entrenar, entregándose en cuerpo y alma a la captación de talentos
en una disciplina con grandes logros históricos, pero que también ha
caído en franco declive, según sus últimos resultados
internacionales.
De ese modo, asumió la tarea de ir por todas las escuelas del
municipio buscando las niñas con mayores condiciones para
concentrarlas en el estadio durante dos, tres, cuatro y hasta cinco
meses, con el fin de extraerles el máximo rendimiento.
Y la verdad es que los resultados no han cesado de llegar desde
que en el 2008 se convirtieron en la principal potencia de la
provincia, llevando a Guantánamo a proclamarse campeón nacional, con
la mayoría de sus integrantes salidas de Baracoa. Desde entonces, el
territorio ha aportado ocho atletas a la EIDE, incluyendo a la mejor
jugadora del año en la provincia, en la categoría 15-16.
Tal ha sido el mérito de este preparador que siempre quiso tener
una hija y terminó teniendo tres varones, aunque en la práctica
cuente con hasta 12 de ellas, puesto que él mismo se encarga de
cocinarles, ayudarlas a estudiar y educarlas, mejor que adiestrarlas
solo en ganar un rebote o encestar una canasta de tres.
Como relata él mismo: "Todos los días me hago la tarea de ir aula
por aula para ver cómo van. Además, las reúno en círculos de
estudio, según el grado que cursen, y siempre hacemos las tareas
escolares antes de entrenar. Así no tenemos problemas con la
docencia, ellas mismas se ayudan y siempre sacan notas
sobresalientes".
Como rememora una de sus discípulas, Daynelis Montoya Jiménez, de
13 años: "El Profe siempre nos ha enseñado que debemos ponerle
interés y amor a lo que hacemos. Cuando íbamos a correr a la playa,
a mí no me gustaba y me escondía en la arena para no llegar a la
punta, pero él no es bobo y luego nos hacía correrla toda otra vez
diciéndonos que no nos podíamos rendir porque si no, no ganábamos".
Tal es su nivel de exigencia que casi siempre empiezan a entrenar
a las siete de la noche y a veces terminan a las 12 o la una de la
madrugada, para topar luego en Moa, Camagüey o Ciego de Ávila, según
se dé la posibilidad.
"Yo les he hecho la conciencia a las muchachas de que no debemos
violar nunca los horarios de entrenamiento porque luego va en
detrimento de los resultados —afirma—. De ahí que a veces hemos
trabajado, incluso lloviendo. Muchos decían que yo estoy loco, pero
los resultados están ahí y hablan por sí solos.
"Ha sido un sacrificio increíble porque he tenido que buscarlo
todo, comprar pelotas, ropa, zapatos, pagar los viajes por los
problemas que atraviesa el país. Pero eso en ningún momento nos ha
impedido lograr los objetivos que nos trazamos.
"Cuando usted siente amor por lo que hace y quiere realizar las
cosas —concluye— siempre algo se va a lograr." |