El deporte florece en la montaña

ARIEL B. COYA

A veces ocurre, y es más frecuente de lo que muchos imaginamos, que el empeño de unos pocos contagia el ánimo de otros. El entusiasmo vence a la desidia y el esfuerzo a la escasez. La voluntad y el optimismo se imponen, y donde poco o nada había surgen iniciativas admirables que hacen la vida más llevadera e impregnan de orgullo a una comunidad.

Fotos: Ricardo López HeviaLos niños garantizan la auténtica masividad.

Para entender de lo que hablamos quizá convenga observar mejor las imágenes que acompañan a este trabajo, tomadas en el municipio guantanamero de Baracoa, en cuyas montañas florecen hoy la masividad en el deporte y el sano esparcimiento.

En la localidad de Saibá, por ejemplo, se levanta un Área Especial de Judo, edificada por sus tres profesores, quienes se dieron a la tarea de buscar hasta 150 sacos de aserrín para improvisar un colchón con la lona que les facilitó el INDER.

Para los ojos de cualquiera puede que, en efecto, a simple vista solo se trate de una rústica nave de troncos con el techo averiado por los ciclones, pero en su interior día a día no faltan quienes aprovechen su tiempo libre practicando una de las disciplinas de combate que más lauros le ha reportado al país en los últimos 20 años.

Fotos: Ricardo López Hevia“Deseos de trabajar es lo primero que tenemos para llevar adelante el deporte”, afirma uno de los profesores del área de judo en Saibá.

Y la masividad está ahí —como sostiene el profesor Niober Estévez Lancara—, con los niños, de los cuales atienden hasta 130 en las seis escuelas del Consejo Popular de Cabacú, donde, según afirman, hay muy buenos talentos. Con ellos, en poco tiempo han obtenido resultados, participando en los últimos Juegos Nacionales pioneriles con Marco Antonio Ramírez, mientras que este año ya clasificaron en total a cinco atletas (dos hembras y tres varones) para los provinciales, en la categoría 11-12 años, que es la base para la Escuela de Iniciación Deportiva (EIDE).

Poco importa entonces que no dispongan de las condiciones ideales, cuando el deseo de trabajar es lo primero que se tiene para llevar adelante el deporte, según asevera Niober: "No se necesita un tatami original para formar buenos atletas. De aquí también los podemos sacar".

Fotos: Ricardo López HeviaBaracoa se ha convertido en una potencia del baloncesto femenino.

¿Que no tienen judoguis? Pues enseguida aparecen varias camisas de faena para ensayar las proyecciones y los combates. Soluciones, al fin y al cabo, son lo que nunca faltan en la inventiva de estas personas, como demuestra Emilio Correa Rosca, el más veterano de los tres, quien fijándose en las imágenes de una revista soviética captó el diseño para fabricar el único Hércules con que cuenta Baracoa, "consiguiendo una pieza por aquí, inventando otra por allá".

"El objetivo es que los muchachos desarrollen todo tipo de fuerza en los brazos, que es lo que se requiere en el judo. Cuando no hay fuerza de brazos, no hay buen agarre y tampoco una proyección adecuada", apunta Emilio, orgulloso del "gimnasio rústico" que ha creado en torno a la escuelita, con una barra fija, dos paralelas y el inaudito banco de pesas, en el que todos los interesados —no solo los niños— pueden ejercitar los músculos cada día para ahuyentar al sedentarismo.

EL BALONCESTO (F) TAMBIÉN SE ELEVA

Curiosamente, para demostrar que el de los judocas no es un caso aislado, muy cerca de ahí se puede encontrar uno también, en la propia ciudad de Baracoa, con Oscar Granada Ronquillo, quien más que un entrenador ha devenido casi el segundo padre de las muchachas del equipo femenil de baloncesto, de la categoría 11-12.

Graduado del Fajardo en 1979, se alejó del deporte durante casi 10 años. Sin embargo, como él mismo explica, no pudo resistir la nostalgia y desde el 2007 retomó lo que realmente más disfruta: entrenar, entregándose en cuerpo y alma a la captación de talentos en una disciplina con grandes logros históricos, pero que también ha caído en franco declive, según sus últimos resultados internacionales.

De ese modo, asumió la tarea de ir por todas las escuelas del municipio buscando las niñas con mayores condiciones para concentrarlas en el estadio durante dos, tres, cuatro y hasta cinco meses, con el fin de extraerles el máximo rendimiento.

Y la verdad es que los resultados no han cesado de llegar desde que en el 2008 se convirtieron en la principal potencia de la provincia, llevando a Guantánamo a proclamarse campeón nacional, con la mayoría de sus integrantes salidas de Baracoa. Desde entonces, el territorio ha aportado ocho atletas a la EIDE, incluyendo a la mejor jugadora del año en la provincia, en la categoría 15-16.

Tal ha sido el mérito de este preparador que siempre quiso tener una hija y terminó teniendo tres varones, aunque en la práctica cuente con hasta 12 de ellas, puesto que él mismo se encarga de cocinarles, ayudarlas a estudiar y educarlas, mejor que adiestrarlas solo en ganar un rebote o encestar una canasta de tres.

Como relata él mismo: "Todos los días me hago la tarea de ir aula por aula para ver cómo van. Además, las reúno en círculos de estudio, según el grado que cursen, y siempre hacemos las tareas escolares antes de entrenar. Así no tenemos problemas con la docencia, ellas mismas se ayudan y siempre sacan notas sobresalientes".

Como rememora una de sus discípulas, Daynelis Montoya Jiménez, de 13 años: "El Profe siempre nos ha enseñado que debemos ponerle interés y amor a lo que hacemos. Cuando íbamos a correr a la playa, a mí no me gustaba y me escondía en la arena para no llegar a la punta, pero él no es bobo y luego nos hacía correrla toda otra vez diciéndonos que no nos podíamos rendir porque si no, no ganábamos".

Tal es su nivel de exigencia que casi siempre empiezan a entrenar a las siete de la noche y a veces terminan a las 12 o la una de la madrugada, para topar luego en Moa, Camagüey o Ciego de Ávila, según se dé la posibilidad.

"Yo les he hecho la conciencia a las muchachas de que no debemos violar nunca los horarios de entrenamiento porque luego va en detrimento de los resultados —afirma—. De ahí que a veces hemos trabajado, incluso lloviendo. Muchos decían que yo estoy loco, pero los resultados están ahí y hablan por sí solos.

"Ha sido un sacrificio increíble porque he tenido que buscarlo todo, comprar pelotas, ropa, zapatos, pagar los viajes por los problemas que atraviesa el país. Pero eso en ningún momento nos ha impedido lograr los objetivos que nos trazamos.

"Cuando usted siente amor por lo que hace y quiere realizar las cosas —concluye— siempre algo se va a lograr."

 

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