Cuando en enero de 1969 el doctor Rodrigo Álvarez Cambras asumió
la dirección de "un pequeño centro asistencial con alrededor de 100
camas" existente en la Lisa, al oeste de Ciudad de La Habana, luego
de un recorrido junto a Fidel por áreas de la institución, el jefe
de la Revolución le comentó: aquí se puede hacer el mejor hospital
ortopédico del mundo.
Fidel,
acompañado por el doctor Rodrigo Álvarez Cambras, en un recorrido
por el Hospital Ortopédico Frank País, en 1987.
A partir de ese momento, reflexiona ahora el científico cubano,
"acompañado siempre de la invalorable ayuda de Fidel y Celia
Sánchez", nos dimos a la tarea de hacer realidad ese objetivo, y
transcurridos 40 años, por la labor y experiencia que acumula hoy el
Complejo Científico Ortopédico Internacional Frank País, "pienso que
se inserta entre las mejores instituciones de su tipo, y de mayor
prestigio, a nivel internacional".
El pequeño centro asistencial devino, por la obra creadora de la
Revolución, una verdadera Ciudad Ortopédica, con capacidad de
hospitalización para unos 750 pacientes cubanos y 376 de otros
países en sus dos hoteles de rehabilitación integral, y dispone de
unidades quirúrgicas y de Medicina Física y Rehabilitación; de
investigación y desarrollo; de producción, con una fábrica de
aparatos ortopédicos, prótesis, implantes quirúrgicos,
instrumentales, fijadores externos, que generan un sustancial ahorro
de importaciones. De igual modo cuenta con banco de tejidos;
servicios externos para el tratamiento ambulatorio y también de
asistencia médica internacional; centro de Convenciones; y un
servicio de Traumatología Deportiva, eslabón fundamental en la
cadena de éxitos olímpicos cosechados por nuestros atletas.
El Frank País, dedicado a la cirugía ortopédica, traumatológica,
reconstructiva y rehabilitadora del sistema osteomio-neuroarticular
(referido a los huesos, médula, nervios y articulaciones), como
centro formador es la sede de la Escuela Iberoamericana de Ortopedia
y Traumatología, y de la Escuela Internacional de la Sociedad
Mundial de Ortopedia.
En ese Centro han recibido atención durante cuatro décadas unos
dos millones de cubanos y también extranjeros procedentes de 39
países, aquejados por deformidades de la columna vertebral y hernias
discales; parálisis de la médula espinal de origen traumático,
congénito o adquirido, y de los nervios periféricos; tumores óseos y
de partes blandas; fracturas y secuelas de fracturas; deformidades
de pies y manos; cirugía reconstructiva de las lesiones en manos;
alargamientos de huesos por acortamientos congénitos o adquiridos;
revascularización e injertos de médula espinal; y sustituciones
protésicas de las articulaciones.
En el año 1956 — y son sus palabras—, siendo alumno de Ortopedia
en el entonces Hospital Universitario Calixto García, Álvarez
Cambras "chocaba" con el horror de ver a decenas de pacientes
necesitados que no podían recibir atención, y cuando ingresaban lo
único que se les ofrecía gratuitamente era aspirina y algún que otro
suero fabricado en el hospital, mientras que para el tratamiento de
alguna fractura se les entregaba una receta para comprar
antibióticos, analgésicos, sueros, alambres, tornillos, clavos o
placas metálicas.
"Todo era un negocio alrededor del paciente. Las farmacias
privadas ofrecían a enfermeras y médicos un por ciento de comisión
por cada receta; la sangre se vendía. En los hospitales del Estado
el enfermo y sus familiares tenían que vender su cédula electoral y,
con ella, su conciencia ciudadana para tener acceso a una mísera
cama".
Recuerda que entonces, enamorado de la Ortopedia, comenzó a soñar
con que un día existirían en Cuba hospitales donde la población
fuera bien atendida, cada ciudadano pudiera cuidar su salud con
independencia de su situación económica, y se contara con servicios
de rehabilitación, investigación y desarrollo, capaces de
posibilitar, además de un sistemático perfeccionamiento de la
atención hospitalaria, el máximo progreso de la especialidad.
Para el profesor Álvarez Cambras, uno de los grandes maestros de
la Ortopedia y la Traumatología, aquellos sueños se hicieron
realidad, y para ello, dice, nuestro pueblo tuvo que liberarse de
las ataduras de un pasado de oprobio y de inmoralidad, y fueron
necesarios el Moncada, el Granma, la Sierra Maestra, el Primero de
Enero¼ ¡y un Fidel preocupado y dedicado
permanentemente por los problemas de salud de la población!
Cuatro décadas de infatigable labor, junto al valioso colectivo
de trabajadores del Ortopédico Frank País, han pasado como "un
instante" para este eminente científico. El "hechizo del yeso" lo
encadenó a una especialidad que ama sobre todo en su vida, y su
sentido humano y social lo enroló con voz propia en la gran aventura
de la Medicina cubana a partir del triunfo de la Revolución en 1959.
Cuando le preguntaron hace unos días en el Centro de Prensa
Internacional de esta capital, cuál consideraba el mayor logro
alcanzado por el Frank País, respondió sin dubitar: "Haber cumplido
con Fidel".