Con el noble propósito de rendir homenaje a la maestra Sara Lamerán, quien fuera fundadora del conjunto artístico Maraguán y presidenta durante varios años del Comité Cubano del Consejo Internacional para la Organización de Festivales Folclóricos (CIOFF), el reconocido grupo exhibió sus mejores galas en un espectáculo signado por la calidad y la cubanía.

El escenario, como esa cazuela abierta que al decir de Don Fernando Ortiz es Cuba, acogió en la cocción de su ajiaco, ritmos y colores que fueron desde cantos aborígenes y africanos hasta la mezcla en que fue convirtiéndose nuestra cultura con todas sus disímiles influencias.

Con dirección general de Fernando Medrano Vireya, Maraguán, conjunto representativo de la Universidad de Camagüey, consiguió una vez más interactuar con el público que reconoció la calidad de esta agrupación folclórica.

Sustanciosos ingredientes entre los que cuentan la música campesina, el zapateo cubano, el guaguancó, el son, el chachachá, el baile de la chancleta, entre muchos otros condimentos rítmicos, conformaron la escena en un espectáculo acertadamente titulado Suite cubana.

Un marcado poder de sugerencia, con el empleo del blanco, azul y rojo en no pocas ocasiones invadió el escenario que, junto a los movimientos corporales y la distribución coherente de atuendos, conseguían una imagen acabada de la bandera cubana cuando los artistas se unían.

Una propuesta "en resumen, colosal" provocó los aplausos del público en momentos cumbre del espectáculo, como por ejemplo cuando identificó el Chan Chan, ritmo que no puede faltar en la antología de la música cubana.

Todo esto y más logró Maraguán que, con 28 años de fundado, ostenta importantes reconocimientos tanto en Cuba como en el extranjero, entre los que se destacan la medalla de plata en el Festival Internacional de Folclore celebrado en Francia, en el 2003 y la de oro en el mismo evento pero del 2007.