La agricultura necesita poner en orden sus fuerzas

Juan Varela Pérez
juan.pvp@granma.cip.cu

Uno de los grandes males organizativos de la agricultura cubana es el exceso de personal improductivo. Los análisis demuestran que en esa categoría aparecen unos 89 000 trabajadores (26%) del total del sector estatal.

Foto: Jorge Luis GonzálezLos trabajadores agrícolas de Artemisa que dejaron de ser improductivos se sienten felices con la decisión que tomaron.

Esta cuenta no incluye a las Unidades Básicas de Producción Cooperativa (UBPC) surgidas hace algunos años. Tras muchos vaivenes e indefiniciones, no acaban de responder a la misión para la que fueron creadas.

No pocas gestiones trataron, en etapas anteriores, de llevar a las unidades de base a mujeres y hombres aptos, con experiencia y posibilidades, que estaban dedicados a tareas secundarias.

La urgencia por incrementar la producción de alimentos y reducir las importaciones ha acelerado la solución de este viejo problema que engendra burocracia, eleva los costos, frena la productividad, crea desorden e impide que el obrero mejores sus ingresos.

Desde el 2007 el Ministerio de la Agricultura está empeñado en el reordenamiento de su capital principal: el recurso humano.

Estudios iniciales determinaron la extinción de 83 empresas agropecuarias y la transformación de 473 unidades productivas ineficientes y con reiteradas pérdidas económicas.

De los 7 316 trabajadores reubicados tras esa medida, cerca de 2 000 son técnicos de nivel medio que no explotaban a fondo su calificación. Más del 80% pasó a fortalecer unidades de base y el resto a las delegaciones municipales de la Agricultura, estructura que todavía se halla en su fase primaria.

Una posterior etapa seleccionó a 17 empresas de todo el país para ampliar las experiencias de reordenamiento de La Habana y Ciudad de La Habana, embriones de este programa.

Entre sus objetivos principales están el eliminar de las plantillas no menos del 10% del personal improductivo, disminuir dirigentes y funcionarios, sustituir los departamentos por especialistas y técnicos a pie de surco y que las Granjas Estatales se conviertan, sin perder su condición, en Unidades Empresariales de Base.

Los resultados primarios, aunque alentadores, no son definitivos, explicó Francisco Torres, director de Trabajo de la Agricultura. El examen en las 17 empresas escogidas demostró, con datos, la posibilidad de bajar de 57 a 26 el promedio de trabajadores en los órganos de dirección, una reducción drástica en el número de cargos que ya no se justifican, dados los cambios organizativos y de estructuras.

El personal no productivo de estas 17 empresas está siendo transferido a unidades de producción o de servicios, luego de escuchar los criterios individuales y la aprobación de estos. La propuesta de incorporarse a las unidades productivas fue acertada, y muchos asumen hoy fincas recién creadas.

Las plantillas y estructuras que se mantenían estáticas desde la década de los años 80, se ajustan ahora a las realidades.

Los resultados iniciales de las empresas involucradas en el ensayo, sin ser todavía óptimos, dan la razón a quienes apuestan por la oportunidad de este reordenamiento y la necesidad de extenderlo a las diferentes provincias.

Era insostenible —casi un absurdo— justificar incumplimientos por la carencia de fuerza de trabajo, o pedir el apoyo de movilizados, mientras existían plantillas infladas y un exceso de dirigentes y funcionarios preparados, a la cabeza de las entidades. En cambio abajo, en el surco, las unidades estaban huérfanas de técnicos y especialistas. Había que invertir esa disparatada pirámide.

El balance en las empresas tomadas como pauta ratifica la conveniencia de estos cambios, que se extenderán a partir del primero de diciembre a las 415 empresas del Ministerio de la Agricultura.

Alberto Naranjo, viceministro de la Agricultura, explicó a Granma que el proceso de reordenamiento avanza con una premisa: a cada acción le antecede el análisis, la consulta y la aprobación de la máxima dirección del organismo. Hay claridad y comprensión de trabajadores y dirigentes, pero urge hacerlo todo bien, sin apartase de la línea trazada, dijo.

Es innegable, sin crear falsas expectativa, que poco a poco se despeja el horizonte y en el Ministerio de la Agricultura se aprecia como un gran desafío mirar más hacia la tierra y estimular y motivar a los que generan riquezas.

Artemisa, un ejemplo habanero

¿Qué son los colectivos laborales?

 

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