Esta cuenta no incluye a las Unidades Básicas de Producción
Cooperativa (UBPC) surgidas hace algunos años. Tras muchos vaivenes
e indefiniciones, no acaban de responder a la misión para la que
fueron creadas.
No pocas gestiones trataron, en etapas anteriores, de llevar a
las unidades de base a mujeres y hombres aptos, con experiencia y
posibilidades, que estaban dedicados a tareas secundarias.
La urgencia por incrementar la producción de alimentos y reducir
las importaciones ha acelerado la solución de este viejo problema
que engendra burocracia, eleva los costos, frena la productividad,
crea desorden e impide que el obrero mejores sus ingresos.
Desde el 2007 el Ministerio de la Agricultura está empeñado en el
reordenamiento de su capital principal: el recurso humano.
Estudios iniciales determinaron la extinción de 83 empresas
agropecuarias y la transformación de 473 unidades productivas
ineficientes y con reiteradas pérdidas económicas.
De los 7 316 trabajadores reubicados tras esa medida, cerca de 2
000 son técnicos de nivel medio que no explotaban a fondo su
calificación. Más del 80% pasó a fortalecer unidades de base y el
resto a las delegaciones municipales de la Agricultura, estructura
que todavía se halla en su fase primaria.
Una posterior etapa seleccionó a 17 empresas de todo el país para
ampliar las experiencias de reordenamiento de La Habana y Ciudad de
La Habana, embriones de este programa.
Entre sus objetivos principales están el eliminar de las
plantillas no menos del 10% del personal improductivo, disminuir
dirigentes y funcionarios, sustituir los departamentos por
especialistas y técnicos a pie de surco y que las Granjas Estatales
se conviertan, sin perder su condición, en Unidades Empresariales de
Base.
Los resultados primarios, aunque alentadores, no son definitivos,
explicó Francisco Torres, director de Trabajo de la Agricultura. El
examen en las 17 empresas escogidas demostró, con datos, la
posibilidad de bajar de 57 a 26 el promedio de trabajadores en los
órganos de dirección, una reducción drástica en el número de cargos
que ya no se justifican, dados los cambios organizativos y de
estructuras.
El personal no productivo de estas 17 empresas está siendo
transferido a unidades de producción o de servicios, luego de
escuchar los criterios individuales y la aprobación de estos. La
propuesta de incorporarse a las unidades productivas fue acertada, y
muchos asumen hoy fincas recién creadas.
Las plantillas y estructuras que se mantenían estáticas desde la
década de los años 80, se ajustan ahora a las realidades.
Los resultados iniciales de las empresas involucradas en el
ensayo, sin ser todavía óptimos, dan la razón a quienes apuestan por
la oportunidad de este reordenamiento y la necesidad de extenderlo a
las diferentes provincias.
Era insostenible —casi un absurdo— justificar incumplimientos por
la carencia de fuerza de trabajo, o pedir el apoyo de movilizados,
mientras existían plantillas infladas y un exceso de dirigentes y
funcionarios preparados, a la cabeza de las entidades. En cambio
abajo, en el surco, las unidades estaban huérfanas de técnicos y
especialistas. Había que invertir esa disparatada pirámide.
El balance en las empresas tomadas como pauta ratifica la
conveniencia de estos cambios, que se extenderán a partir del
primero de diciembre a las 415 empresas del Ministerio de la
Agricultura.
Alberto Naranjo, viceministro de la Agricultura, explicó a
Granma que el proceso de reordenamiento avanza con una premisa:
a cada acción le antecede el análisis, la consulta y la aprobación
de la máxima dirección del organismo. Hay claridad y comprensión de
trabajadores y dirigentes, pero urge hacerlo todo bien, sin apartase
de la línea trazada, dijo.
Es innegable, sin crear falsas expectativa, que poco a poco se
despeja el horizonte y en el Ministerio de la Agricultura se aprecia
como un gran desafío mirar más hacia la tierra y estimular y motivar
a los que generan riquezas.
Artemisa, un ejemplo
habanero
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laborales?