Las nuevas generaciones de cubanos, víctimas aún antes de nacer
del bloqueo económico, comercial y financiero impuesto a su país
durante medio siglo por el gobierno de Estados Unidos, exigieron hoy
el cese de esa política genocida.
En Tribuna Abierta alzaron sus voces, para que a todas partes
llegue la justa demanda, lo mismo el médico que sufre con sus
pacientes la falta de una medicina, una prótesis o un equipo, que la
profesora de música, consciente de cuán difícil se le hace a Cuba
adquirir la base material de estudios para la enseñanza artística.
Imposibilitada de caminar, a la sede del Comité Nacional de la
Unión de Jóvenes Comunistas llegó la pionera Karla Marrero, de la
Escuela Especial Solidaridad con Panamá, en silla de ruedas, que
debería ser eléctrica, para compensar su debilidad muscular, pero
que no lo es, porque el criminal bloqueo la torna incosteable.
A esos y otros obstáculos, restricciones y carencias alude la
Declaración de la Juventud Cubana contra el Bloqueo, leída por Osnay
Miguel Colina, miembro del Buró Nacional de la UJC, y que reclama a
la actual administración estadounidense cumplir su promesa de
cambios y poner fin a 50 años de genocidio contra todo un pueblo.
Y, al igual que cuantos hablaron hoy en la Tribuna, el texto
alude también a la firme resistencia de estos años, a la voluntad de
hacer y vencer, a lo alcanzado y preservado a pesar de las
dificultades y a la decisión de no cejar en la lucha por una
sociedad cada vez más socialista, más justa, solidaria y humana, y
un mundo mejor.
Ricardo Alarcón de Quesada, presidente del Parlamento cubano,
enfatizó que niños y jóvenes han sido blanco principal de esta
política fracasada, por obsoleta y repudiada en el concierto de
naciones, pero que, en su premeditada concepción y aplicación como
un genocidio, ha tenido un monstruoso éxito.
Decimos genocidio porque eso es, de acuerdo con todas las
convenciones y normas, toda política destinada a causar daño a un
grupo de personas y, desde su concepción misma, el bloqueo tuvo y
tiene el deliberado propósito de hacer sufrir al pueblo para
forzarlo a desistir de sus sueños, a renunciar a sus conquistas y
derechos, destacó.
Nunca tantas personas han sufrido tanto durante tanto tiempo,
como las tres generaciones de cubanos que hemos tenido que soportar
una política que deberá ser abandonada completamente y sin condición
alguna, insistió el también miembro del Buró Político del Partido
Comunista de Cuba.
¿Qué tienen que dar a cambio esos niños que padecen en un
hospital para tener acceso al medicamento que los cure o alivie su
dolor? ¿Qué tienen que dar esas madres que tanto han llorado?
preguntó Alarcón y aseguró que de este pueblo jamás podrá esperar
nada a cambio el imperio.
Ni las gracias merecerá el día que ponga fin al bloqueo y tendrá
que hacerlo, por la resistencia de Cuba y la solidaridad siempre
creciente de todos los pueblos del mundo, añadió.
Llamó a todos los revolucionarios cubanos y, en especial, a los
jóvenes, convocado ya el IX Congreso de la UJC, a combatir sin
tregua nuestros propios errores, deficiencias y problemas, a ser
intolerantes frente a todo lo que pueda llevar agua al molino de los
enemigos de la Revolución y le haga juego en su afán de destruirla.
Contamos con la energía, la entrega y coherencia de nuestra
juventud, representada en hombres como
Gerardo,
Antonio,
René,
Fernando y
Ramón, esos
cinco luchadores antiterroristas presos hace más de 11 años
en Estados Unidos, completamente solos, pero que no han sido ni
serán jamás doblegados, puntualizó.
Presidieron esta Tribuna Abierta, además, el Canciller cubano
Bruno Rodríguez, Oscar Martínez, vicejefe del Departamento de
Relaciones Internacionales del Comité Central del Partido, Liudmila
Álamo, primera secretaria de la UJC, y los principales dirigentes de
las organizaciones estudiantiles y de los pioneros.