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El “Sueño Americano” pudo costarles la vida
Cuatro cubanos, que salieron ilegalmente de Cuba
por medio de traficantes de personas, fueron secuestrados y
torturados tras su arribo a México, y devueltos a La Habana por vía
aérea el pasado martes. La historia de lo que pasaron en manos de
sus captores demuestra a otros el costo de confiar su futuro a
quienes solo saben de dólares
Joel Mayor
Lorán
Cuando se vio con una bolsa en la cabeza, quedándose sin aire,
Jorge Arencibia pensó en su esposa y en la bebé que había dejado en
Cuba. Al parecer, no las vería nunca más. De su sueño del "modo de
vida americano" solo experimentó la pesadilla del secuestro y la
tortura, a manos de traficantes de personas en Cancún, México.
Julio
César aspiraba llegar a México y simplemente decir que no tenía el
dinero, que lo soltaran. Pero no fue como me lo imaginaba, asegura.
Había confiado en que el plan era sencillo: una lancha lo
recogería junto a otros en la Isla de la Juventud, y los conduciría
hasta Cancún. Al llegar allá, un pariente o representante de ellos
en Estados Unidos, depositaría los 10 000 dólares acordados;
entonces, los llevarían hasta la frontera.
Pero el dinero no llegó, así que todos sufrieron un infierno.
¿HERMANOS? ¿AMIGOS?
Kendry Melenilla abandonó su trabajo como dependiente
gastronómico en el hotel La Cubana, del municipio especial. El
primero de septiembre tomó una lancha rápida rumbo a tierras
aztecas.
Creyó que un amigo suyo lo ayudaría con la suma exigida. "Cuando
los captores lo contactaron dijo que en la situación actual nadie
tiene ese dinero. Cambió hasta el número de teléfono y nunca más
dieron con él. Era un amigo y pensé, como cualquiera supone: ‘tú y
yo andábamos juntos desde pequeños’, ‘cuando llegue allá mi amigo me
va a ayudar’. En Cuba me decía: ‘olvídate de eso, que tú eres mi
amigo’", narra Melenilla.
"A algunos la familia les puso 2 000 dólares. Otros prometieron
vender el carro, o chocarlo para cobrar el seguro y enviar el dinero
a los secuestradores. Es duro escucharle a alguien decir ‘yo soy
hermano de uno que está allá’ y que aquel responda ‘mátalo, yo no
tengo el dinero..., yo no lo mandé que viniera’.
"Solo uno pagó los 10 000 dólares, y otro escapó no sé ni cómo
cuando tocamos tierra. A nosotros nos dieron plan de machete. En la
lancha todo parecía ser felicidad, pero al llegar no fue lo mismo.
Cuando vieron que la gestión no daba resultado nos llevaron para la
segunda casa, y allí nos torturaron los mismos cubanos que nos
llevaron en la lancha.
"Si tus familiares no tienen el dinero, te dan planazos para que
lo escuchen por teléfono y sepan que es verdad. A mí me pusieron un
revólver en la boca. Me cortaron la punta de las orejas. Me dieron
planazos por la espalda, piñazos. Uno me dio tantos golpes que le
dolían los nudillos y le dijo al otro que siguiera él.
Dos
veces pensó Jorge que nunca más volvería a ver a la bebé que había
dejado en Cuba o hablar con su esposa, cuando le cubrieron la cabeza
con una bolsa y cuando le dijeron que al día siguiente lo iban a
matar.
"Yo le recomiendo a todo el que quiera irse que ni lo piense. No
es como la gente piensa, que aquello es maravilla. Eso es mentira.
Mafia sí hay. Siempre imaginé esa aventura como que era montarme en
la lancha, llegar y, si no podían ponerme el dinero, ellos me
soltarían para la calle. Entonces, trataría de subir a Estados
Unidos y realizar mi sueño. Pero no es así. Ahora mi sueño es
cualquier otro, trabajar. Será ese, porque, créame, la pasé muy
mal."
TE VAMOS A MATAR
"Mañana te vamos a matar", me dijeron a mí y también a otros tres
de nosotros. Afortunadamente, ese día fue cuando vino el ejército a
rescatarnos. Yo me lamentaba mil veces, pensé rápidamente en Cuba,
expresa ahora Julio César Urbina Díaz.
Kendry tiene 24 años; Julio César, 25 y estaba en quinto año de
Licenciatura en Cultura Física. Impartía clases en un politécnico,
este curso comenzaría a trabajar en el INDER. Sin embargo, eso no
era suficiente para él. Supuso que sería muy listo si al entrar a
México simplemente decía que no tenía dinero.
"El trato en la lancha fue bueno, porque todo el mundo dijo que
tenía los 10 000 dólares. Yo aspiraba a que me soltaran, y luchar
para seguir adelante. Pero no fue así.
"Allá nos llevaron a una casa, y nos exigieron un número de
teléfono al que llamar. Entonces fue cuando empezó la pesadilla. No
nos daban comida, solo un poco de frijoles en un vasito desechable.
Me pegaron corriente dos y tres veces, las que ellos quisieron,
además de los planazos, piñazos, patadas...
"Te decían que nos entregaban a los zetas y nos mataban, o ellos
mismos lo hacían, que te picoteaban en pedazos y te echaban en una
de esas bolsas negras de basura y, como estás indocumentado y nadie
te conoce, no pasaba nada.
"Fui yo quien hizo una de las cuatro notas. Escribí que había 14
cubanos secuestrados y nos estaban torturando, que llamaran a los
federales o al ejército... Y las tiramos al patio, a los vecinos.
Solo uno puso la dirección; sabíamos que la bulla se oía afuera,
porque gritábamos con la tortura. Llamaron a los federales y por su
acción inmediata y decidida nos rescataron.
"Prácticamente había tomado el viaje como un juego y por poco me
cuesta la vida. Estuvimos secuestrados del 3 al 13 de septiembre.
Tremendo alivio al volver aquí", precisó Julio, quien se llevó a
México su carné de identidad. "Dijeron que me ampara como que soy
cubano. Dicen que el cubano tiene prioridad."
COMO ANIMALES
Nos dijeron que llevar el carné de identidad era fundamental,
porque podríamos identificarnos como cubanos en la frontera y el
gobierno norteamericano nos permite cruzar por el puente, no como a
los centroamericanos que pasan mucho trabajo para cruzar por el río
y otras partes. Por existir desacuerdos entre Cuba y Estados Unidos
nos reciben mejor a nosotros, declara Jorge Arencibia Quevedo.
A Kendry, como a los otros, le quedó la espalda marcada de planazos.
"Era una tentación para que nos sintiéramos más motivados a
llegar allí, sin saber realmente por lo que pasaríamos. Hoy pienso
muy diferente. Me gustaría criar a mi hija y estar al lado de mi
mujer. Vengo con muchísimas ganas de verlos. Espero buscarme un
trabajo e incorporarme a la vida social. Ni remotamente me pasaría
por la cabeza la idea de volver a salir del país de esa forma.
"Aprendí algo del lugar donde estaba. Hay un dicho que enseña que
en Estados Unidos hay de todo, pero no a todos les toca. Las cosas
no son como te las cuentan. Después que las vives, lo entiendes
mejor."
Lo dice con la credibilidad de su espalda marcada de planazos.
"Estuvimos encerrados en dos casas: en la primera nos trataron un
poco mejor. A la segunda nos trasladaron de noche. Éramos 14
personas en una habitación pequeña, de tres metros y medio por
cuatro. Permanecíamos en ropa interior, tal vez previendo que nos
fugáramos, y dormíamos en el piso sobre unas colchonetas bastante
finitas."
MIAMI LLEGA A MÉXICO
A Yunier Rosado Sosa no lo torturaron directamente porque su
hermano depositó una parte del dinero. "Pero sí lo sufría porque lo
hacían delante de mí. Sentía dolor. Lloraba, sobre todo porque no
podía hacer nada; ellos estaban armados. Si llego a dar un paso, me
hubiesen matado.
"Ellos llegaron a un convenio con mi hermano: ya no eran 10 000
dólares sino 6 500, pero faltaban 2 500. Al final, se quedaron con 4
000 y no me soltaron."
Yunier es también muy joven. Tiene un hijo de un año llamado
Yoanier. "Jamás volvería a intentarlo; he oído historias de que con
10 000 también te estafan, y te golpean igual. De aquí no salgo más.
Ahora, volveré a buscar trabajo."
Cualquiera pensaría que la historia termina ahí pero, según la
prensa mexicana, las autoridades de ese país confirmaron que redes
mafiosas de Miami, vinculadas al narcotráfico, controlan todo el
tráfico de indocumentados cubanos. Es un negocio lucrativo que
continuará si otros se dejan engañar.
Diversos artículos subrayan que "Estados Unidos fomenta el
tráfico con su política de acoger a cualquier ciudadano de la Isla
sin importar los medios usados para llegar a territorio
norteamericano. El FBI, siempre complaciente con la mafia
cubanoamericana, se ha quedado hasta entonces de brazos cruzados
ante el fenómeno.
"En julio del 2008, revelaciones del diario mexicano La Jornada
documentaron los vínculos de la Fundación Nacional Cubano Americana
(FNCA) con el Cartel del Golfo del narcotráfico y su red de asesinos
a sueldo, conocida como los zetas, que desde hace unos años extiende
sus operaciones al comercio de personas."
Ojalá la historia de estos cuatro jóvenes sirva para disuadir a
quienes sueñan que el futuro se compra con dinero. |