Desarcertado
ante los ojos de quienes aguardan por la excelencia del espectáculo
deportivo, así surge el calendario de la próxima Copa de Campeones.
Osaka y Nagoya son las ciudades escogidas para ofrecer este
evento organizado por la Federación Internacional de Voleibol (FIVB)
al año siguiente de los Juegos Olímpicos. Si el certamen lo animarán
los titulares de las distintas áreas geográficas —aunque tiene un
invitado escogido de dedo por la FIVB—, debían cuidarse por igual
los intereses de los seis encartados.
¿Cómo es posible que Cuba y Brasil, dos favoritos junto a Polonia
para discutir el máximo galardón, se enfrenten en el debut de la
lid? El 18 de noviembre, en Osaka, los titulares de Norte
Centroamérica y el Caribe rivalizarán con los monarcas de
Sudamérica, cuando debían ser los elencos que cerraran el programa
del día 23.
Los auriverdes, ganadores del oro en la pasada Liga Mundial y
medallistas de plata en los Juegos Olímpicos de Beijing, han
anunciado una nómina renovada en grado sumo, porque de los 20
hombres de su preselección solo cuatro estuvieron en la cita china
(Gilberto Godoy, Murilo Endres, el líbero Sergio Dutra y Rodrigo
Santana), pero, ojo: ahora para la Copa de Campeones llamaron
nuevamente a la mayoría de los muchachos que integraron la lista
triunfadora en la Liga’09, junto al citado cuarteto de veteranos.
Hay más. Si no quieres caldo... Los cubanos han de medirse a
Polonia (oro europeo tras desbancar 3-1 a Francia en la final) en la
segunda fecha del certamen nipón, mientras los anfitriones
comenzarán calentando el brazo contra Polonia, y después hallarán
net por medio al débil elenco de Egipto, e Irán.
Además de haber planificado los encuentros más fuertes para el
principio de la competencia (Polonia vs. Brasil el tercer día), los
japoneses reservaron sus porfías con Cuba y Brasil para los dos
programas conclusivos, quizá pensando en atraer a un público
numeroso. En ese momento, posiblemente ya la Copa estará decidida,
y, por supuesto, ello influirá en una sensible baja en las
recaudaciones de la taquilla, elemento que los organizadores nunca
desdeñan.
Solo si cubanos, brasileños y polacos ganan y pierden entre ellos
surgiría un haz de luz sobre el proyecto de llenar el graderío en
las jornadas del cierre, pero este cronista se inclina a pensar en
una victoria sin reparos de los sudamericanos o de los inspirados
alumnos de Orlando Samuels, lo que echaría por tierra el ánimo del
elenco nipón y mermaría el entusiasmo del "respetable".
Lástima que primen los intereses del país organizador, en lugar
de ofrecer una opción más balanceada en el programa a favor de un
espectáculo superior.