Jacek Wozniak, estación de cambio

FREDDY PÉREZ CABRERA

Entre los acompañantes de Manu Chao en el homenaje que tributó la AHS al Che la semana pasada, estuvo el dibujante de origen polaco Jacek Wozniak, un artista comprometido con los problemas de su tiempo, capaz de reconocer que el encuentro con Cuba lo cambió para siempre.

Colaborador de varios de los periódicos más importantes de Francia, país donde reside actualmente, como Le Monde, Le Monde Diplomatique y Le Nouvel Observateur, en 1986 fue fichado para trabajar en el semanario satírico Le Canard Enchaîné, donde dibuja sus crónicas y publica otros trabajos.

Por su calidad artística ha sido seleccionado para realizar carteles destinados al Consejo Europeo, el Campeonato Mundial de Atletismo de París, además de festivales de jazz y de teatro.

Aprovechando su estancia en Santa Clara, el destacado artista accedió a ofrecer algunas impresiones para los lectores de Granma.

En su obra se nota una creciente preocupación por problemas como la pobreza, las guerras, el SIDA, la violencia y otros. ¿A qué se debe ese interés?

"Vivimos en un mundo con serios problemas de los cuales resulta difícil desentenderse. Como artista siento la necesidad de reflejar estos temas, es un problema de coherencia. Algunos prefieren encerrarse en un hotel, pero yo no puedo, es una cuestión de principios."

Existe una marcada tendencia hacia el arte Naif en sus dibujos. ¿Es así?

"La pintura es una carrera muy larga y para llegar a lo más simple hay que pasar por lo más complejo. Al final la experiencia me ha llevado a simplificar los dibujos, que efectivamente se acercan más al arte Naif, y como Manu también trabaja esa línea, nos complementamos. Son dibujos donde priman la ingenuidad, la espontaneidad, los colores brillantes y contrastados, caracterizados también por la sencillez".

¿Qué siente un artista cuando tiene la oportunidad de trabajar una figura de la talla del Che?

"Es un tremendo compromiso. Del Che tuve una percepción inicial algo deformada, al igual que de la Revolución cubana. En Europa nos lo pintaban como un mito, como algo romántico. Luego, cuando vine aquí por primera vez en el 2006 acompañando al padre de Manu Chao, comprobé que el Che era otra cosa, que era algo más que un símbolo. Incluso, estuve en Santa Clara".

Habla usted de Ramón Chao, periodista, quien fue muy amigo de Alejo Carpentier. ¿Han trabajado juntos?

"No sé si acá se conozca un libro de Ramón, en el que compartió la autoría con Ignacio Ramonet, titulado Abecedario (subjetivo) de la globalización. Fue un placer para mí ilustrar una obra en la que Ramón y Ramonet abordan con sencillez y maestría un repertorio de conceptos imprescindibles para comprender las realidades del mundo en esta apertura del siglo XXI. Y, bueno, Ramón incluyó en su libro Los milagros de Cuba mis dibujos del periplo que hicimos en el 2006. Aquí fue publicado por la Editorial José Martí" .

¿Y la Revolución cubana?

"Antes de conocerla puedo decir que era un anticastrista. La descomunal propaganda que existe en Europa contra ustedes me llevó a esa idea. Por eso quise conocer con mis propios ojos la realidad cubana, porque me daba cuenta de que había mucha manipulación. Al ver a los cubanos he cambiado esa idea. Ustedes no cayeron en el desliz de ir hacia el capitalismo salvaje, como ocurrió en mi país de origen. Ojalá aquí no cometan ese error".

 

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