El II Taller Nacional de Experiencias del Trabajo Social
concluirá este viernes en el Centro de Convenciones Pedagógicas de
Cojímar, tras exponer resultados, evaluar prácticas, definir
prioridades y aportar sugerencias para bien de esta labor.
"Nuestros sueños de justicia" ha sido la divisa del encuentro, y
muchos sueños posibles e imprescindibles han estado amasando juntos
desde la sesión inaugural, el martes último, los trabajadores
sociales, profesores y especialistas participantes.
El programa científico incluyó conferencias magistrales, paneles
y el análisis de 68 ponencias, seleccionadas por su calidad, rigor y
aportes, entre las mejores presentadas en los talleres municipales,
regionales y provinciales.
Oportunidad para el intercambio y, también, para el aprendizaje,
en aras del perfeccionamiento de una labor que apuesta por el ser
humano, es este encuentro nacional, con temas para la reflexión y el
debate colectivos de enorme interés y trascendencia.
Destacan, por ejemplo, el trabajo social y la prevención del
delito, las particularidades del quehacer con la familia, la
población infantil y la comunidad, los mecanismos para la acción
social integral y la atención a personas con necesidades especiales.
Para la sesión de clausura del Taller Nacional están previstos un
diálogo abierto con Enrique Gómez Cabezas, jefe del Programa de
Trabajadores Sociales, acerca de las prioridades y los principales
proyectos de este movimiento juvenil, y la premiación de los mejores
trabajos expuestos en cada comisión.
Por lo pronto, la conclusión número uno de estas jornadas de
trabajo es que queda un mundo de cosas por hacer y que el trabajo
social ha de ir a la médula, al origen y causas de los problemas, y
ayudar a prevenir, a educar, y movilizar voluntades e integrar
esfuerzos, para transformar ambientes, circunstancias, mentalidades
y conductas.
Saber, por ejemplo, que hoy por hoy el 48,7 por ciento de los
procesados por la comisión de delitos no tienen vínculo estudiantil
o laboral alguno, es un llamado a todos a preguntarse, a revisarse
por dentro y a actuar, porque tan sólo ese dato revela grietas,
fallas que urge corregir en la dinámica familiar, la escuela, la
comunidad y la sociedad.