Con un destacamento paramédico de 160 especialistas, el
aeropuerto internacional José Martí constituye una barrera ante la
posibilidad de asechanza epidemiológica desde el exterior.
Médicos, enfermeras y técnicos en vectores e higiene, son los
primeros en abordar las aeronaves que llegan, para garantizar día y
noche el pesquisaje en cada arribo.
Entrevistas con los tripulantes e indagaciones sobre cada
pasajero, figuran como primeras medidas de vigilancia y control para
detectar sintomatologías en viajeros nacionales o foráneos,
informaciones que son remitidas a las áreas de salud.
Las medidas de control de tráfico y seguridad, acordes con los
parámetros y exigencias sanitarias internacionales, incluyen el uso
de protectores para nariz y boca, entrevistas médicas individuales y
una declaración de sanidad.
Escáneres de última tecnología sondean la temperatura corporal de
cada viajero, y en caso de ser superior a 37 grados Celsius, se
examina en un área de aislamiento y, de ser necesario, se le
traslada al Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí.
El doctor Agustín Acosta, director de la unidad de control
sanitario internacional en el principal aeropuerto de Cuba, recalcó
a la AIN que es preciso arreciar la vigilancia y control
epidemiológicos, en las terminales aéreas cubanas.
Ante la próxima llegada del invierno, es preciso incrementar las
inspecciones sanitarias en puertos y aeropuertos, la prevención y
percepción del riesgo ante la Influenza A (H1N1), pandemia presente
ya en cerca de 190 países.