— El diálogo abierto en Honduras
a fin de restaurar la constitucionalidad quebrantada por el golpe de
Estado es insuficiente para procurar soluciones al conflicto, evalúa
hoy un periódico local.
Quienes conocen a fondo la ralea golpista y sus propósitos
políticos sabían que era muy remota o imposible, la probabilidad de
establecer un auténtico diálogo constructivo que permitiera deshacer
el embrollo inconstitucional, señala el diario Tiempo.
La mesa de diálogo no podía ser suficiente para procurar la
salida del conflicto, sentencia el editorial.
Para el sector golpista, fundamenta el texto, la cuestión
principal es consolidar el nuevo sistema de control político en
Honduras, paradigmático para el resto de la ultraderecha
latinoamericana, que lo aplaude y anima.
A partir de esas premisas, señala el rotativo, debería tenerse en
cuenta la hipótesis de los desconfiados en el sentido de que el
diálogo pudo ser, inadvertidamente, una trampa.
Fuerzas conservadoras tratan de presentar la actual crisis
política hondureña con un disfraz simplificador como si se tratara
del enfrentamiento de poder entre dos personas, el presidente Manuel
Zelaya y el usurpador Roberto Micheletti, alerta el análisis.
Sin embargo, estamos ante un enfrentamiento ideológico peculiar
entre la élite dominante y un reclamo popular que pugna por cambios
estructurales de orden político, económico y social, aprecia Tiempo.
La pugna, precisa, tiene lugar entre las cúpulas empresarial,
política, militar y religiosa, amparadas en el radicalismo
ultraconservador y las exigencias de naturaleza plural y hasta hace
poco amorfas, expresadas por los ciudadanos.
Un punto clímax de ese conflicto fue el golpe de Estado militar,
perpetrado el 28 de junio último, para cortar con la fuerza de las
armas y de una vez por todas esa reclamación popular, resume el
diario.