Palacio Central de Pioneros Ernesto “Che” Guevara
Tres decenios forjando futuro
MARNIE FIALLO GÓMEZ
Marniefg@granma.cip.cu
Una
instalación donde los pioneros de la ciudad de La Habana pudieran
conocer las particularidades de oficios y profesiones, que estimule
vocaciones en aras de formar la masa trabajadora del futuro cubano.
Esa es la esencia del Palacio Central de Pioneros Ernesto Guevara,
aquel que el Comandante en Jefe Fidel Castro inaugurara en ocasión
del Día de los niños, el tercer domingo de julio de 1979.
"Los palacios de pioneros son tan importantes o más importantes
que las escuelas primarias y las escuelas secundarias. Y nuestro
sistema de educación no estará completo hasta que en cada ciudad y
cada municipio del país no tengamos los palacios de pioneros",
expresó el líder cubano en la inauguración del centro, hace hoy 30
años.
Y es que los palacios son instalaciones donde los estudiantes de
cuarto a noveno grados juegan con el futuro repartiéndose roles
profesionales y adquiriendo habilidades que les ayudarán a elegir en
el mañana.
Donde
los sueños de hoy son la realidad del mañana
Ubicado en el capitalino parque Lenin, el Ernesto Guevara está
rodeado de un ambiente natural excelente para la educación de los
pioneros, quienes tienen allí la posibilidad de matricular en más de
150 especialidades que representan 22 organismos de la
Administración Central del Estado y a más de 180 empresas.
El centro, rector del trabajo de formación vocacional y
orientación profesional en el país, cerró el curso 2008-2009 con una
plantilla de 186 instructores vinculados, principalmente, a las
diferentes ramas de la producción y los servicios quienes "ayudan a
los estudiantes a desarrollar su creatividad y vivir la experiencia
de tocar con las manos el mundo que los prepara para la vida,
aseguró a Granma Nurys Concepción Perdomo, la directora.
La institución pioneril cuenta con áreas agrícolas, de salud,
transporte, militares, de educación, de las industrias
sideromecánica y la química, entre otras; con el equipamiento que
permite que los niños hagan realidad sus quimeras. Sobresalen la
Sala de la Gloria Combativa, las vaquerías, el pequeño central
azucarero, la panadería y un canal de televisión.
Un
nuevo modelo se puso en práctica
En la medida que se iba transformando la escuela y educación
cubanas había que pensar en un cambio en el trabajo vocacional que
permitiera que los estudiantes aprendieran más y de manera integral.
De ahí que a partir del periodo lectivo 2004-2005 se comenzó a
aplicar un nuevo modelo compuesto por tres cursos de ocho encuentros
cada uno, que integra las especialidades de la producción y los
servicios, y el proyecto de trabajo vocacional El Mundo de las
Profesiones y los Oficios que vincula, una vez a la semana, a los
instructores a escuelas cercanas a sus residencias donde desarrollan
una labor de orientación en más de 400 colectivos.
"Primero tuvimos que trabajar con los instructores, fortaleciendo
la superación de cada uno de ellos para que estos dominaran los
diferentes procesos afines, que se enseñaban de manera
independiente, y pudieran enseñar procesos completos, lo que
significan para la sociedad y la misión que tienen. Esto posibilitó
incrementar la matrícula del palacio a 38 547 estudiantes", explicó
Nurys.
Entre otras actividades que la institución realiza para
complementar la formación de los educandos, sobresalen las
exposiciones de círculos de interés la Fiesta del Saber —se realiza
cada vez que concluye cada curso vocacional y es donde el niño
demuestra todo lo que aprendió—, y el proyecto de orientación
vocacional Las Puertas Abiertas, para estudiantes de 9no. grado.
Cuando
las posibilidades limitan la vocación
Pero no todo es color de rosa y aún existen obstáculos que
superar en aras del buen funcionamiento del modelo
educativo-formativo del Palacio.
Hay que promocionar entre los estudiantes aquellos círculos de
interés que respondan a las necesidades de la sociedad,
incentivarlos, por ejemplo, a ser maestros, policías, constructores,
agrónomos; vincularlos a los principales renglones económicos de
cada territorio, que en ocasiones no están representados en los
círculos de interés que se ofrecen.
Por otra parte no todos los niños en edad para la matrícula
podrán ingresar al Palacio porque aunque instructores, locales y
base material de estudio están garantizados, no existen los medios
necesarios para la transportación. "Los ómnibus marca Girón
pertenecen a la Organización de Pioneros José Martí, son los mismos
de hace 30 años, en menor cantidad —solo quedan 20— y el estado
técnico es deficiente, y aun así en el último periodo transportamos
más pioneros, apunta la directora.
"Sin embargo, nunca se queda instructor sin matrícula pues si no
podemos traer los alumnos al centro ellos van a las escuelas con
variantes de especialidades que llevan menos base material de
estudio y en algunos casos solo brindando orientación vocacional lo
cual permite trabajar con toda la matrícula escolar."
No hay dudas de que el Palacio es un escenario importante para la
formación vocacional, esa que ha de iniciarse desde la más temprana
edad y continuar durante toda la vida escolar. Este es un espacio
más que complementa la función educativa de las escuelas donde hay
que promover actividades que estimulen vocaciones y valores como el
amor al trabajo. |