Excelentísimo Sr. Mohamed Hosni Mubarak, Presidente de la
República Árabe de Egipto:
Distinguidos Jefes de Estado y de Gobierno:
Señoras y señores:
Deseo expresar, en nombre de mi delegación, el agradecimiento al
gobierno y pueblo egipcios por la excelente acogida que nos han
brindado. Estamos convencidos que de esta XV Conferencia Cumbre
saldrá aún más fortalecido el Movimiento de Países No Alineados, y
Cuba apoyará plenamente la labor de Egipto al frente del mismo.
Es un honor para nuestro país entregar el liderazgo del
Movimiento a Egipto, uno de sus fundadores. Desde el primer momento,
la Revolución Cubana encontró amistad y apoyo en esta nación árabe,
con la que este año celebramos seis décadas de ininterrumpidas y
fraternales relaciones.
No olvidamos el noble gesto del Presidente Gamal Abdel Nasser,
uno de los padres de la no alineación, de visitar al compañero Fidel
Castro Ruz, entonces Primer Ministro del Gobierno Revolucionario,
cuando ambos coincidieron en Nueva York en 1960 para participar en
el XV período de sesiones de la Asamblea General de las Naciones
Unidas, y el líder cubano recibía un trato discriminatorio e
insultante por parte de las autoridades norteamericanas.
La Reunión Ministerial del Buró de Coordinación del Movimiento de
Países No Alineados, celebrada en La Habana entre el 27 y el 30 de
abril del presente año, cumplió su principal objetivo de preparar
esta XV Conferencia Cumbre. Los ministros y jefes de delegaciones
allí reunidos, consensuaron posiciones sobre los temas más
apremiantes para la humanidad y en particular para los países en
desarrollo.
La Declaración Especial sobre la Crisis Económica y Financiera
Mundial, adoptada en dicha Reunión, es un testimonio de la
trascendencia de los debates y de nuestra decisión de participar
concertadamente en la solución de los problemas internacionales. El
Movimiento ha confirmado su convicción de que todos los países del
mundo, deben tomar parte en la búsqueda de soluciones efectivas y
justas a la actual crisis.
Como expresamos en La Habana, los países en desarrollo son los
más afectados por la crisis económica global. Cientos de millones de
personas en el mundo, particularmente en nuestras naciones, son
víctimas del analfabetismo, el desempleo, el hambre, la pobreza y
enfermedades curables, que hacen que los seres humanos residentes en
el Sur del planeta, estén condenados desde que nacen a vivir menos y
peor que quienes habitan el Norte industrializado.
Paradójicamente, como casi siempre ocurre, fue en los países
ricos donde se originó la actual crisis, consecuencia de los
desbalances estructurales y la irracionalidad de un sistema
económico internacional basado en las leyes ciegas del mercado, el
egoísmo, el consumismo y el derroche de unos pocos a costa del
sufrimiento de nuestros pueblos.
Reclamamos la construcción urgente de una nueva arquitectura
financiera internacional, basada en la participación real de todos
los países, en especial de las naciones en desarrollo. La actual
crisis no se resuelve con medidas cosméticas que en el fondo
intentan preservar el sistema económico actual plagado de graves
deficiencias, injusto, carente de equidad e inefectivo. La solución
a la crisis económica global pasa necesariamente por la refundación
del sistema monetario internacional.
Se debe lograr un patrón de referencia monetaria que no dependa
de la estabilidad económica, la legislación o las decisiones
políticas de un solo Estado, por muy poderoso e influyente que sea.
Varios países, entre ellos Cuba, apoyaron esta posición en la
reciente Conferencia de Alto Nivel de las Naciones Unidas sobre el
impacto de la crisis económica y financiera en el desarrollo.
El nuevo sistema deberá reconocer las condiciones particulares de
los países en desarrollo y otorgarles un trato especial y
diferenciado, así como promover un orden económico internacional
justo y equitativo que se sustente en el desarrollo sostenible,
cuyas instituciones estén subordinadas al sistema de las Naciones
Unidas.
Excelencias, señoras y señores:
Tengo el honor de presentarles el Informe de Cuba sobre las
actividades del Movimiento de Países No Alineados en los últimos
tres años. El documento, amplio y detallado, será distribuido a
todas las delegaciones. El ejercicio de la Presidencia nos ha
confirmado, como conclusión más importante, que la unidad y la
solidaridad entre los países que integramos el Movimiento
constituyen requisitos imprescindibles para potenciar el impacto de
nuestras posiciones.
La fuerza del Movimiento radica en su capacidad de alcanzar
consensos como resultado de debates francos. Todos los miembros han
tenido la oportunidad de participar en la formulación y defensa de
nuestros acuerdos y líneas de acción. El éxito radica en afianzar la
unidad que emana de la diversidad que nos caracteriza.
En 1961 éramos 25 países en el Movimiento, Cuba el único
latinoamericano. Hoy somos 118 Estados miembros, por tanto,
constituimos mayoría en la comunidad internacional. Pero no sólo
hemos crecido en número, además la historia ha demostrado la justeza
de nuestras aspiraciones y metas. Nuestras reivindicaciones no
pueden ser ignoradas, ni las decisiones sobre los principales
problemas que afectan a la humanidad podrían adoptarse sin la
participación activa del Movimiento.
Los desafíos comunes para los países no alineados son graves y
numerosos. Nunca antes el mundo fue tan desigual y las inequidades
tan profundas. Pero junto a los retos ha crecido también la
capacidad de resistencia y la fuerza de nuestro Movimiento.
Hemos enfrentado amenazas y agresiones, condenado tratos injustos
en el comercio y las finanzas internacionales, y exigido nuestra
participación plena en las principales instancias de gobernabilidad
mundial. Una parte decisiva de la Presidencia cubana coincidió con
uno de los gobiernos más agresivos, hegemónicos y violador del
derecho internacional que haya existido en Estados Unidos.
La actuación del Movimiento, aun en las más complejas
circunstancias, ha estado guiada por los principios fundacionales de
Bandung y, en una etapa más reciente, por la Declaración sobre los
propósitos y principios y el papel del MNOAL en la coyuntura
internacional actual, adoptada en la XIV Conferencia Cumbre de La
Habana. Ambos documentos brindan una base programática para
enfrentar de conjunto los enormes desafíos planteados para luchar
por un mundo mejor, donde el derecho de nuestros pueblos a la paz,
la libre determinación y el desarrollo sea respetado.
Es importante continuar evaluando de modo sistemático los
mecanismos y la metodología del MNOAL, para emplearlos al máximo de
sus potencialidades. El liderazgo de la Presidencia es crucial. Su
autoridad se consolida al facilitar el consenso y la firmeza en la
defensa de los acuerdos adoptados y su aplicación.
Los acuerdos alcanzados se mantendrán como legado al Plan de
Acción del Movimiento de Países No Alineados. La promoción del
multilateralismo y la democratización de las relaciones
internacionales, el pleno respeto a la Carta de las Naciones Unidas
y al Derecho Internacional, son consustanciales a la existencia
misma y al efectivo desempeño del Movimiento. Hemos rechazado los
métodos antidemocráticos, la falta de transparencia, los obstáculos
a la participación plena y la discriminación en las deliberaciones y
negociaciones multilaterales.
El MNOAL debe estar presente en todo escenario multilateral
relevante para defender los intereses de los países en desarrollo.
Su objetivo no será nunca la competencia, sino la complementación
con otros mecanismos de concertación de los países del Sur.
Un avance sustancial en este sentido se ha producido en la labor
del Comité de Coordinación Conjunto del MNOAL y del Grupo de los 77,
instrumento que se consolida y cuyo impacto crece, por lo que debe
continuar recibiendo todo nuestro apoyo.
Preservar la paz y la seguridad internacionales debe seguir
siendo una prioridad fundamental del Movimiento. Permanece como meta
pendiente y urgente la eliminación total de las armas nucleares y
otras armas de exterminio en masa.
Estamos lejos de alcanzar nuestros objetivos en éste ámbito y se
requiere seguir trabajando hasta lograrlos. Resulta irracional que
mientras se incrementan a un ritmo vertiginoso los gastos militares
anuales, que ya alcanzan la escalofriante cifra de 1 millón 464 mil
millones de dólares, casi el 60% concentrado en un solo país, el
número de hambrientos en el planeta se aproxima a los mil millones.
Los recursos que hoy se destinan a la industria de la guerra
deben ser utilizados en la educación, la salud y la cultura, en el
bienestar económico y social de nuestros pueblos. Para ello se
necesita voluntad política y compromiso real. Se requiere la
renuncia a los proyectos hegemónicos, a la amenaza y uso de la
fuerza, al egoísmo y al derroche irracional de unos pocos. Poner fin
a un orden internacional basado en el ejercicio de pretensiones
imperiales.
Otra prioridad del Movimiento de Países No Alineados ha sido
asegurar una mayor participación del Sur en las labores y el proceso
de toma de decisiones del Consejo de Seguridad de las Naciones
Unidas. Se han logrado avances en el desempeño del Caucus No
Alineado en ese órgano. Sin embargo, aún queda mucho camino por
andar. No estamos aprovechando todas las potencialidades actuales y
nuestra actuación todavía no tiene un peso decisivo en los acuerdos
que allí se adoptan. Por supuesto, hay problemas estructurales que
sólo podrán ser superados con una profunda democratización del
Consejo de Seguridad, como parte de la reforma que requiere la ONU.
El funcionamiento estable y dinámico del Buró de Coordinación y
la consolidación de sus ocho Grupos de Trabajo, han permitido el
afianzamiento de las posiciones de los países no alineados en
procesos clave en el marco de las Naciones Unidas. Las decisiones
del Buró de Coordinación en Nueva York tienen cada vez mayor alcance
y trascendencia.
El apoyo a la justa causa palestina y las de otros pueblos árabes
ocupados ha estado y continuará en el centro de las acciones del
Movimiento de Países No Alineados. No hemos vacilado en condenar las
agresiones y crímenes de Israel, la potencia ocupante. No
descansaremos hasta ver cumplidas las reivindicaciones de nuestros
hermanos palestinos y árabes. No existe otro camino que el diálogo y
la negociación para lograr una paz justa y duradera en toda la
región del Medio Oriente, que pasa ineludiblemente por la fundación
de un Estado palestino independiente, con Jerusalén Oriental como
capital. El Movimiento de Países No Alineados tiene el compromiso de
continuar apoyando a uno de sus miembros, el pueblo hermano de la
República de Honduras en su lucha contra el brutal golpe de estado
que usurpó el poder al gobierno constitucional de ese país. Tiene
también el deber de exigir que se cumpla el acuerdo de la Asamblea
General de Naciones Unidas, de restablecer en su cargo al presidente
José Manuel Zelaya, sin las condiciones humillantes que pretenden
imponerle y continuar denunciando la represión y el asesinato de
nuestros hermanos hondureños.
El Movimiento se ha reactivado en la UNESCO. Existe suficiente
margen para continuar fortaleciendo y consolidando su actuación en
esa Organización, donde los esfuerzos de los países no alineados son
fundamentales para hacer realidad objetivos tan imprescindibles como
la educación para todos, el respeto a la diversidad cultural, la
preservación del patrimonio cultural de la humanidad, el cese del
robo de cerebros a nuestros países del Sur y la superación de la
enorme brecha entre naciones pobres y ricas en materia de
información y comunicación.
El Movimiento de Países No Alineados es un actor imprescindible
en el Consejo de Derechos Humanos, el Organismo Internacional de la
Energía Atómica y la Organización para la Prohibición de las Armas
Químicas. Debemos prepararnos para la revisión institucional del
Consejo de Derechos Humanos.
Nuestro objetivo es preservar el enfoque de cooperación, respeto
y diálogo, para la promoción y protección de los derechos humanos
para todos. No podemos permitir que el Consejo retorne a las
prácticas que terminaron hundiendo en el descrédito a la extinta
Comisión de Derechos Humanos.
Particular importancia tienen los avances producidos en la
coordinación de nuestro accionar en la Organización Mundial de la
Salud y la Organización Internacional del Trabajo. Así lo exige la
trascendencia para los países en desarrollo de los temas que allí se
debaten. Con la celebración de las reuniones anuales de nuestros
ministros de Salud y de Trabajo, y las decisiones en ellas
adoptadas, el Movimiento ha dado un impulso esencial a la defensa de
los intereses del Sur en dichas organizaciones internacionales.
En la OMS, por ejemplo, tenemos objetivos apremiantes por
delante, como detener la muerte cada año de 10 millones de niños por
enfermedades prevenibles; revertir la diferencia de 40 años en la
expectativa de vida entre países más ricos y más pobres; ampliar la
formación de personal sanitario en las naciones en desarrollo; y
exigir mayor atención a las enfermedades que afectan a nuestros
pueblos.
Cuba es un pequeño país en desarrollo al que no le sobran los
recursos y además ha sufrido el más prolongado, abarcador y cruel
sistema de sanciones unilaterales por parte de un poderoso Estado.
Pese al reclamo casi unánime de la comunidad internacional, el
rechazo de su propio pueblo y las promesas de cambio del nuevo
Gobierno de los Estados Unidos, la realidad es que hoy se sigue
aplicando contra Cuba, con el máximo rigor, el ilegal bloqueo
impuesto hace casi cinco décadas.
Nuevamente expresamos nuestra gratitud por la solidaridad de los
países que mantienen la firme posición de demandar el cese inmediato
de esa injusta política, cada vez más insostenible moralmente, que
multiplica para mi patria los efectos de la crisis financiera y
económica mundial.
Aun en esas difíciles condiciones, nuestro pueblo ha demostrado
modestamente cuánto se puede hacer, cuando existe voluntad política,
en materia de solidaridad y cooperación internacional,
particularmente en el ámbito de la salud.
Casi 51 mil colaboradores cubanos trabajan en 98 países para
salvar vidas, prevenir enfermedades o contribuir al desarrollo. Más
de 32 mil jóvenes de 118 Estados, principalmente del Tercer Mundo,
estudian gratuitamente en nuestros centros educacionales, el 78% la
especialidad de medicina.
Esas cifras representan sólo una ínfima parte de lo que pudiera
lograrse si el egoísmo diera paso a la cooperación y solidaridad, si
nos unimos para luchar contra un sistema de explotación y saqueo que
tiende a reproducir el subdesarrollo y ampliar la distancia entre un
reducido grupo de naciones ricas, donde reside apenas el 20% de la
población mundial, y una vasta periferia integrada por nuestros
países, donde habita el 80% de la humanidad.
Estamos convencidos de que un mundo mejor es posible. En la lucha
por conquistarlo, el Movimiento de Países No Alineados está llamado
a desempeñar un papel fundamental.
Si alentador resulta todo lo que hemos logrado juntos, más
importante es que estemos concientes de los enormes desafíos que
están por delante.
Hace 6 años, al agradecer en Kuala Lumpur la decisión adoptada
por la XIII Cumbre de designar a Cuba como Presidente del Movimiento
a partir del 2006, el Comandante en Jefe Fidel Castro aseguró que
desde esa posición Cuba estaba dispuesta a trabajar para consolidar
la acción del Movimiento, dentro y fuera de las Naciones Unidas, en
la lucha por la paz, la justicia, la igualdad de oportunidades, el
respeto a los principios del Derecho Internacional que siempre ha
estado en la base misma del Movimiento y en la lucha por el
desarrollo y contra un orden económico y financiero internacional
que nos margina y nos hace cada vez más pobres y dependientes .
Con el sano y humilde orgullo del deber cumplido, hacemos entrega
a Egipto de la presidencia de nuestro Movimiento. Más allá de las
múltiples insatisfacciones que tenemos, ante todo lo que pudimos
hacer mejor, podemos afirmar que contamos con un Movimiento
revitalizado, que continuará desempañando el importante papel que le
corresponde en el mundo actual.
Reitero, en nombre del Gobierno y el pueblo cubanos, el
agradecimiento a todos por el apoyo que nos brindaron durante estos
tres años. Pueden estar seguros que nuestro compromiso con el
Movimiento de Países No Alineados permanecerá inalterable.
Reafirmo nuestra más sincera amistad y reconocimiento a cada uno
de ustedes, con los que hemos compartido trincheras en el combate al
colonialismo, el apartheid, el intervencionismo, el armamentismo, la
explotación económica, las enfermedades y el analfabetismo, y de
quienes hemos recibido siempre solidaridad en la justa lucha de mi
pueblo por preservar su soberanía, independencia y superar los
ilegales obstáculos impuestos unilateralmente a su derecho al
desarrollo.
Sólo me resta, y me honra hacerlo, proponer a esta plenaria
elegir por aclamación como nuevo Presidente del Movimiento de Países
No Alineados, al Excelentísimo Sr. Mohamed Hosni Mubarak, Presidente
de la República Árabe de Egipto.
Entiendo que todos están de acuerdo. Mis felicitaciones para el
nuevo Presidente y nuestros mayores deseos de éxito.
Muchas gracias.
Video:
Fragmentos
de la intervención del General de Ejército Raúl Castro Ruz