No resulta casual que la historia, en su constante fluir, una e
incorpore nuevos hechos. En 1959, Fidel Castro visitó a Cárdenas en
dos ocasiones:
—La primera fue el 8 de enero cuando, antes de salir hacia la
capital, al frente de la Caravana de la Libertad, estuvo en la casa
de José Antonio y luego fue a la tumba de su compañero y amigo. Ante
la grandeza del gesto sobran las palabras.
—El 13 de marzo de ese año, el Comandante en Jefe volvió a
Cárdenas. Esa vez fue para participar junto al pueblo en el homenaje
que se tributaba a la memoria de José Antonio Echeverría.
Este acontecimiento es imposible de olvidar. Recuerdo que a las
11 de la mañana de ese día, llegó Fidel a Cárdenas. La peregrinación
había comenzado y se incorporó a la impresionante manifestación
hasta el panteón familiar de los Echeverría.
En el Museo Casa Natal de José Antonio Echeverría se guarda como
un preciado tesoro el periódico Revolución de esa fecha, que su
directora me facilitó. En una página del diario, se destaca la
intervención del Comandante Fidel Castro, quien pronunció las
palabras finales y manifestó:
"Es la primera reunión sobre la tumba de los mártires del 13 de
marzo que se celebra con libertad. Ellos fueron enterrados a
escondidas, porque la tiranía no permitía que se les rindiera
homenaje, temía cualquier acto que se realizara sobre su tumba, pero
la Revolución respeta el derecho a visitar las tumbas, aun las
tumbas de los enemigos de la Revolución, aun las tumbas de los
criminales de guerra. La Revolución respeta ese derecho que antes se
le negó al pueblo. Antes, detrás de cada jornada libertadora hubo
una frustración. Antes, cuando visitábamos las tumbas de los
mártires teníamos la sensación de que sus sacrificios habían sido
inútiles. Las revoluciones no solo se frustraban, sino que los
mismos odiados personajes volvían siempre al poder. Esta vez ha sido
diferente, y ha sido así porque esta Revolución ha logrado cosechar
los frutos de las revoluciones anteriores, incluso la de los
mambises. Porque por primera vez la Revolución está en el poder. En
el 95 y en el 33 los revolucionarios no llegaron al poder, se les
impidió llegar o mantenerse en él. En el 98 no fuimos libres porque
se nos impuso la Enmienda Platt; en el 33 tampoco porque la
Revolución fue traicionada. Ahora por primera vez somos libres,
enteramente dueños de nuestros destinos, lo que Cuba sea de ahora en
adelante depende solo de nosotros.
"Venimos aquí en la confianza de que estamos cumpliendo
rectamente con nuestro deber. Antes, los gobernantes no podían venir
a la tumba de los mártires; los mencionaban en sus discursos pero no
se atrevían a venir ¿cómo iba a venir a la tumba de un mártir un
malversador, un renegado? A la tumba de los mártires solo pueden
venir los que tienen una conducta recta.
"Esta generación no tuvo nada que aprender de la sociedad en que
creció. Esta generación, la generación de Echeverría, ha tenido que
sacar de sí misma todo su valor y si tomó ejemplo fue de los
Guiteras, de los Mella, de los Martí, de los Maceos, de los
Agramontes.
"Esta generación sacó de sí misma decoro, civismo, vergüenza,
patriotismo; sacó de sí misma fuerza para ganar la batalla que
acabamos de ganar y todas las batallas que tendremos que librar en
el futuro. Esta generación ha sido heroica, pero la próxima será
mejor, porque nosotros no tuvimos muchos ejemplos que seguir, pero
ella tendrá de ejemplo a la presente generación.
"Es cierto que todavía quedan algunos lastres, pero las lacras
serán superadas, los que no tienen ideales no podrán sobrevivir en
el proceso revolucionario.
"Esperamos que con la marcha de la Revolución cada año vengan más
personas a reunirse frente a las tumbas de los mártires, a darles
las gracias por la Revolución."
Estas históricas palabras, pronunciadas por el líder de la
Revolución, reafirman la plena identificación de Fidel y José
Antonio, su concepción unitaria que tuvo su punto de referencia más
alto en la Carta de México, que ambos suscribieron el 29 de agosto
de 1956.
En varias ocasiones Fidel ha expresado que "la unidad de todos
los revolucionarios, fue la clave del triunfo y esta unidad fue
lograda por nuestra generación". Dentro de esa concepción, podemos
destacar que la vinculación del estudiantado al proceso, le permitió
a Fidel, al triunfo de la Revolución, encontrar a la vanguardia
estudiantil en sus puestos de combate, tanto en las ciudades, como
en las montañas.
Como cada año, otra vez la peregrinación saldrá de la Casa Natal,
convertida en el Museo José Antonio Echeverría, donde cada sala y
cada rincón, guarda un recuerdo de su breve existencia terrenal, a
76 años de su nacimiento y 52 de la caída en combate de aquel joven
rebelde que fue radical y audaz, tanto en la acción como en el
pensamiento.
A la distancia de medio siglo, al llevarle las flores blancas de
su preferencia al lugar donde reposan sus restos y los de su hermano
Alfredito, juntos en la vida y en la muerte ¡cuántas cosas pensamos!
La Dirección Nacional del Secretariado de la FEU, herederos de
nuestras tradiciones, lo tienen como su eterno Presidente. Para la
juventud, es un ejemplo de la fortaleza de sus ideales. La historia
le ha dado un laurel de constante presencia y sus compañeros de
luchas le reiteramos un permanente compromiso. Sin lugar a dudas,
hoy su recuerdo se multiplica.
(*) Profesor de Mérito de la Universidad de La Habana