Todo por amor

El caminante del agua revela pasajes de su vida y habla del mes de marzo, cuando inició la aventura de cambiar la geografía avileña

Ortelio González Martínez

Es difícil traspasar el reino hermético de la humildad de Evelio Capote, el Héroe del Trabajo de la República de Cuba, el jefe del contingente Roberto Rodríguez —El Vaquerito—, el hombre que le dijo a Fidel que estaba dispuesto a construir caminos sobre el mar.

Evelio Capote, próximo a cumplir los 77 años de edad.

Al parecer, el día que hablamos andaba nostálgico. Y como la nostalgia abre las puertas a los recuerdos, esa tarde decidió hilvanar el historial de una vida llena de amor y realidades.

Si de algo se jacta es de que, a pesar de estar próximo a cumplir los 77 años —en el abril que viene—, conserva la misma voluntad de cuando era joven y laboraba en la finca de José Morera en la siembra, limpia y corte de caña, o cuando decidió integrarse al Movimiento 26 de Julio.

Verdades, leyendas y comentarios se han entretejido a lo largo de su vida, sobre todo, a partir del día en que decidió tirarle piedras al mar.

Pedraplén turiguanó-Cayo Coco: camino sobre el mar.

"El 12 y 13 de marzo de 1987, Fidel recorrió la cayería norte avileña, y el 23, a las 3 y 10 de la tarde, un camión Kraz volteó las primeras piedras, muy cerca de donde el Comandante había hablado diez días atrás. Fueron arduas jornadas a lo largo de días y noches.

"El 26 de julio de 1988, en Santiago de Cuba, el Jefe anunció la unión. Recuerdo que dijo más o menos así: ‘Calladamente, silenciosamente, en apenas 15 o 16 meses, un puñado de trabajadores han empatado la costa por mares poco profundos, con una Isla que tiene grandes posibilidades turísticas, situada a más de 20 kilómetros de la costa.’"

Así, Capote, que no es muy dado a los elogios, comenzó a crecer, casi sin darse cuenta: "Construir la obra de Fidel ha sido el mayor reto de mi vida, y pienso que también el de las mujeres y los hombres de El Vaquerito, quienes escribieron páginas bonitas, llenas de amor y heroísmo. ¡Imagínate emprenderla a piedras contra el mar, algo que en Cuba jamás se había hecho!".

Hay algunas anécdotas que revela ahora a la prensa: "Un día adelantamos 56 metros y al otro solo llegamos a los 18, pese a que echamos gran cantidad de material. Aquello preocupó a todo el mundo.

"Alguien se lo informó a Fidel y él le respondió: Díganle a Capote que no se preocupe. Todavía le queda, más o menos, un kilómetro con esas características. Aunque no haya mucha profundidad, el fondo tiene mucho cieno. ¡Y quién te dice que a los 900 metros volvimos a la normalidad!".

Capote no fue niño de pasar muchas escuelas, pero es un profesional insuperable de la honestidad y el trabajo. Una vez pensó...

"Fue cuando estaba próximo a cumplir los 60 años. Conversaba yo con el Comandante en Jefe, sobre el futuro de la cayería norte de Cuba. Mi estado de ánimo no andaba bien. Parece que él me notó algo en el rostro y me preguntó: ‘¿Qué te pasa?’ Me encogí de hombros. Y acto seguido me dijo: ‘Tú no te vas a jubilar. Vas a trabajar hasta que tengas 80 años. Después, descansas un poquito’. Y aquí me ve. Deben faltarme tres años, aunque quiero ver si puedo tirar un poquito más.

"Otro capítulo en la vida fue lo de la novela Todo por amor, que hicieron hace años. Me gustó mucho el título, pero en verdad el drama no me agradó. Me pusieron enamorando en el contingente. También en discrepancia con los técnicos e ingenieros. Y nada de eso fue verdad. Yo no entiendo mucho de cosas de ficción, porque el trabajo es vida y sacrificio."

El viejo Capote no equivocó el camino. Él tiene la mayor riqueza de este mundo: el prestigio y la vergüenza de los que luchan por amor.

 

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