Al parecer, el día que hablamos andaba nostálgico. Y como la
nostalgia abre las puertas a los recuerdos, esa tarde decidió
hilvanar el historial de una vida llena de amor y realidades.
Si de algo se jacta es de que, a pesar de estar próximo a cumplir
los 77 años —en el abril que viene—, conserva la misma voluntad de
cuando era joven y laboraba en la finca de José Morera en la
siembra, limpia y corte de caña, o cuando decidió integrarse al
Movimiento 26 de Julio.
Verdades, leyendas y comentarios se han entretejido a lo largo de
su vida, sobre todo, a partir del día en que decidió tirarle piedras
al mar.
"El 12 y 13 de marzo de 1987, Fidel recorrió la cayería norte
avileña, y el 23, a las 3 y 10 de la tarde, un camión Kraz volteó
las primeras piedras, muy cerca de donde el Comandante había hablado
diez días atrás. Fueron arduas jornadas a lo largo de días y noches.
"El 26 de julio de 1988, en Santiago de Cuba, el Jefe anunció la
unión. Recuerdo que dijo más o menos así: ‘Calladamente,
silenciosamente, en apenas 15 o 16 meses, un puñado de trabajadores
han empatado la costa por mares poco profundos, con una Isla que
tiene grandes posibilidades turísticas, situada a más de 20
kilómetros de la costa.’"
Así, Capote, que no es muy dado a los elogios, comenzó a crecer,
casi sin darse cuenta: "Construir la obra de Fidel ha sido el mayor
reto de mi vida, y pienso que también el de las mujeres y los
hombres de El Vaquerito, quienes escribieron páginas bonitas, llenas
de amor y heroísmo. ¡Imagínate emprenderla a piedras contra el mar,
algo que en Cuba jamás se había hecho!".
Hay algunas anécdotas que revela ahora a la prensa: "Un día
adelantamos 56 metros y al otro solo llegamos a los 18, pese a que
echamos gran cantidad de material. Aquello preocupó a todo el mundo.
"Alguien se lo informó a Fidel y él le respondió: Díganle a
Capote que no se preocupe. Todavía le queda, más o menos, un
kilómetro con esas características. Aunque no haya mucha
profundidad, el fondo tiene mucho cieno. ¡Y quién te dice que a los
900 metros volvimos a la normalidad!".
Capote no fue niño de pasar muchas escuelas, pero es un
profesional insuperable de la honestidad y el trabajo. Una vez
pensó...
"Fue cuando estaba próximo a cumplir los 60 años. Conversaba yo
con el Comandante en Jefe, sobre el futuro de la cayería norte de
Cuba. Mi estado de ánimo no andaba bien. Parece que él me notó algo
en el rostro y me preguntó: ‘¿Qué te pasa?’ Me encogí de hombros. Y
acto seguido me dijo: ‘Tú no te vas a jubilar. Vas a trabajar hasta
que tengas 80 años. Después, descansas un poquito’. Y aquí me ve.
Deben faltarme tres años, aunque quiero ver si puedo tirar un
poquito más.
"Otro capítulo en la vida fue lo de la novela Todo por amor,
que hicieron hace años. Me gustó mucho el título, pero en verdad el
drama no me agradó. Me pusieron enamorando en el contingente.
También en discrepancia con los técnicos e ingenieros. Y nada de eso
fue verdad. Yo no entiendo mucho de cosas de ficción, porque el
trabajo es vida y sacrificio."
El viejo Capote no equivocó el camino. Él tiene la mayor riqueza
de este mundo: el prestigio y la vergüenza de los que luchan por
amor.