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La guerra contra el cobro de la salud
En hospitales haitianos donde la salud no es
gratuita médicos cubanos ponen tratamientos… y sacan cuentas. Pero
ellos han encontrado una manera mejor de salvar vidas. Actualmente
38 instituciones han reducido los precios a la mitad, y en 7 ya no
se cobra
KATIA SIBERIA GARCÍAEnviada especial
Míriam Díaz Fernández renunció a la mejor medicina, aunque todos
en Raboteau saben que ella es una pediatra excepcional. Cuando supo
que a su consulta llegaban los más necesitados, luego de haber
reunido los 25 gourdes (moneda haitiana) por la historia clínica de
sus hijos, las cosas tuvieron que cambiar.
La
doctora Míriam confiesa sentirse realizada cuando las madres con sus
niños salvados llegan para bendecirla.
Entonces no fue como en Cuba donde el tratamiento se elige por
efectivo, y no por barato. "Yo sabía que si mandaba varios fármacos
solo comprarían, si acaso, el primero. Tenía que conjugar el más
indicado, con el menos caro; y eso no siempre me era posible",
confiesa la doctora.
Llegan niños con enfermedades infecciosas; con sida; con
tuberculosis pulmonar avanzada; con enfermedades diarreicas por
salmonella tifi que les perfora el intestino... Nada de eso se
ve allá, aclara, pero estamos menos acostumbrados a la pregunta:
¿cuánto cuesta?
Así de espeluznante ha sido también para el ortopédico Bárbaro
Hernández Suárez, quien en el antiguo hospital de La Providence
vivió con frecuencia la dolorosa espera de pacientes.
La
joven Maybelys llega hasta cada casa. En esta se interesa por una
paciente operada de la vista.
"Una mañana vi a un niño con una delicada fractura en el brazo,
tenía el hueso expuesto. Solo a las 10 de la noche logré operarlo
porque en ese tiempo el padre tuvo que comprar el suero, los
guantes, el antibiótico, el yeso, el anestésico... además de pagar
los 750 gourdes para que su hijo entrara al salón."
Pero otros ni siquiera podían llegar al hospital, o iban cuando
no aguantaban más y a esas alturas, explica Bárbaro, casi siempre
había que amputar.
Cuentas claras
Aun cuando los colaboradores cubanos se insertan en instituciones
públicas o estatales donde la salud se cobra, fuera del horario
laboral los doctores gratuitamente hacen terreno, pesquisas y siguen
clínicamente al paciente.
Marcel
Chatelier asegura ser también cubano.
Desde el año 1998 en que se inició la colaboración entre los dos
pueblos hemos mantenido también la asistencia gratis en cientos de
lugares apartados, afirma el doctor Carlos A. García Domínguez, jefe
de la misión médica en Haití.
Según el doctor García Domínguez, actualmente están en
construcción, gracias a la donación cubana del equipamiento médico y
al financiamiento venezolano, diez Centros de Diagnóstico Integral
(CDI) dispersos por todos los departamentos. "En cada uno laborarán
alrededor de 15 especialistas nuestros y 37 haitianos, entre los que
se encuentran médicos graduados en Cuba. Eso será totalmente
gratuito y podrán ofrecerse más de 12 prestaciones".
Pero con tales perspectivas la brigada aún no se siente conforme.
Condicionados además por una situación que habla de elevados índices
de mortalidad infantil, epidemias y extrema pobreza, los cooperantes
intentan convencer a las autoridades sanitarias para bajar los
precios.
Los directores y administrativos han comprendido que si
disminuyen los precios, ello no representaría necesariamente
pérdidas, pues mayor cantidad de personas podrían asistir al médico;
no obstante el impacto social que la medida tendría.
El propio Ministro de Salud ha reconocido recientemente que del
presupuesto destinado a este sector, solo un (14%) es financiado por
el Gobierno; el resto proviene de donaciones internacionales y del
cobro de los servicios, cifras insuficientes para las necesidades
apremiantes de la población.
Por su parte, los cubanos persisten en su faena y los logros
emergen desde distintos puntos de la geografía haitiana.
La caída del "lajan"
En el hospitalito de Cabaret, departamento oeste, los dossier
(historia clínica), terminaron siendo más asequibles. La doctora
Maybelys Esmoriz hizo gala de su energía y tras largas
conversaciones persuadió al director haitiano.
Al norte de esa comuna, en Gonaive, las operaciones sencillas
(una apéndices por ejemplo) de 2 500 gourdes descendieron a 750,
gracias también a la humana labor de los internacionalistas que allí
trabajan.
En el departamento Sur, en Grand Anse, en Nippes, en el
noroeste... varias son las regiones donde disminuye el valor
mercantilista que nunca ha debido tener la Medicina. Ahora la gente
habla esperanzada y cada vez con menos frecuencia pronuncian la
palabra "lajan", que en español significa: dinero.
Los casi 500 médicos haitianos graduados en Cuba han contribuido
igualmente a crear una conciencia social. Simon Ralph y Robenson
Legrand aseguraron que aun cuando muchos solo disponen de un
estetóscopo y no cuentan con medicamentos pueden brindar
innumerables beneficios.
Los cubanos nos están apoyando y en los 10 hospitales que abrirán
demostraremos cuánto podemos hacer, vaticina Robenson, quien en su
comuna de Anse Rouge trabaja a la par del doctor José Humberto y la
enfermera Niurka.
Quizás la dicha mayor fue encontrarnos con Marcel Chatelier.
Desde el 1ro. de septiembre, fecha en que el polvo de la ciudad de
Gonaive se convirtió en pantano por las intensas lluvias, en el
hospital de Raboteau donde trabaja, los servicios no se cobran.
Antes, el magistrado de la ciudad le había pedido asumir la
dirección del centro porque allí laboraban cubanos y él con su
español podría comunicarse mejor.
Pero Marcel, según confiesa, se formó como médico general
integral, y en esa integralidad cubana va también el amor a los
demás.
"Comencé a gestionar donaciones de las ONG y poco a poco fui
hablando con el magistrado. Con el pretexto de las inundaciones
empezamos a funcionar de forma gratuita, llevo ya medio año y no
volverá a cobrarse más."
Recientemente tuve que expulsar a un custodio porque en la
entrada de la puerta, a las 6 de la mañana, exigía 25 gourdes,
rememora. También sancioné a dos técnicas de laboratorio por
intentar cobrar unos análisis. No ha sido fácil el cambio para
algunos, mas el pueblo nos apoya y eso es lo importante.
Ahora cuando se inaugure el CDI, aquí en Raboteau, la pediatra
Míriam y yo lo dirigiremos. Continuaremos salvando vidas sin pensar
en gourdes; es una batalla larga, pero cada día somos más los que
creemos en la victoria.
Y para dar crédito a sus augurios, el doctor Carlos, jefe de la
misión médica, confirma que en 38 instituciones los precios han
disminuido en alrededor de un 50%. En 7 ya se logró la gratuidad. |