CEBALLOS,
Ciego de Ávila.— Ningún obstáculo ha menguado la persistencia de
Blaza Romero López, quien lleva casi tres décadas como coordinadora
de la zona 39, en el poblado de Ceballos.
La delegada al VII Congreso de los Comités de Defensa de la
Revolución siempre andaba con su hijo Arnaldito, de casa en casa y
varias veces al día le daba la vuelta al vecindario.
No es muy dada al protagonismo cuando de hablar a la prensa se
trata, muy diferente a su actitud como coordinadora. Ella tiene su
estilo de trabajo.
Deja la cama bien temprano para respirar el aroma de los azahares
provenientes del naranjal y "pulsar el barrio acabado de levantar,
con olor a café recién colado".
Hace unas mañanas, caminaba y pensaba: "En la organización queda
mucho por hacer. Tenemos que mejorar la vigilancia revolucionaria,
la guardia y ser el motor impulsor en las comunidades.
"Si cumplimos con todo, la vida será más placentera. Estos
tiempos son más de hacer que de decir, sobre todo después del paso
de los huracanes. El Estado ha entregado muchos recursos y es lógico
que los cuidemos y ayudemos a que se empleen debidamente.
"cuando la guardia falla es porque no la chequeamos", refiere
esta mujer de 57 años de edad, con un espíritu de 15 para cumplir
las tareas. También es jefa de la Brigada de Producción y Defensa
número Dos, en Ceballos, donde llegó cuando era una mulata que
paraba el tráfico.
"¿Y quién se atreve a decir que los jóvenes no asumen
responsabilidades? Yo tengo uno buenísimo en la zona. Se llama
Lázaro Fundora. Atiende el frente de Economía y Servicios. Siempre
que necesito su ayuda, ahí está.
"Y no solo él. También puedo contar con Lourdes, María del
Carmen, José ¼ y muchos más. En mi zona
somos una gran familia."
Por eso me siento tan orgullosa de Ceballos al escuchar el tema
que mi hijo le dedicó: Tierra de soledad. La compuso,
inclusive, antes de formar la orquesta Arnaldo y su talismán. Esa
canción me hace llorar cada vez que la oigo, sobre todo cuando dice:
¡Arriba, mi pueblo!