SANTIAGO DE CUBA.— Los discursos inaugurales de la III Cumbre
Cuba-CARICOM abogaron por dinamizar la integración y adoptar
políticas coherentes como vía para reanimar las economías y zanjar
los escollos que frenan el progreso y el bienestar de las naciones
caribeñas.
En la apertura de la Cumbre, con sede en la oriental ciudad de
Santiago de Cuba, Baldwin Spencer, Primer Ministro de Antigua y
Barbuda y Presidente de la Conferencia de Jefes de Gobierno de
CARICOM, aseguró que éstas son alternativas para frenar los desafíos
financieros y la zozobra económica por las que transitan los países
del área.
También se insertan dentro de las acciones y la respuesta que de
común acuerdo podrán implementarse en el Caribe insular para atenuar
las secuelas de los precios de los hidrocarburos, la disminución de
los flujos de capitales, la práctica de convertir los alimentos en
combustibles y los efectos del cambio climático.
Edwin W. Carrington, Secretario General del CARICOM, ratificó que
el fortalecimiento de la unidad es otro desafío impostergable frente
a la crisis financiera, energética, alimentaria y medioambiental,
cuyo impacto —aunque inevitable— puede atenuarse si crece el
accionar de los gobiernos y se consolida la coherencia política en
favor de la integración.
Se refirió a la importancia de consolidar los nexos e impedir que
los programas en ejecución retrocedan, pues tienen un elevado
impacto y reconocimiento social en el área.
La realidad evidencia que elevar la competitividad de productos y
servicios, junto a la búsqueda de fórmulas que contribuyan a
disminuir el costo de las importaciones —que para casi todas las
naciones resulta insostenible— son retos impostergables.
Estudios regionales corroboran que la mayor parte de las
transportaciones marítimas en el Caribe la realizan las grandes
navieras o los barcos de las sucursales de Europa y Norteamérica.
Un estudio de la Organización Caribeña para el Turismo reveló que
si las líneas aéreas de la región cooperaran de forma efectiva en el
traslado de carga y pasajeros obtendrían utilidades superiores a los
60 millones de dólares anuales.
En las comunicaciones se avanza, pero resulta inoperante que para
llamar telefónicamente a cualquier isla caribeña primero hay que
enlazarse con la Florida, EE.UU.
La ayuda venezolana en este sentido es de inestimable valor,
sobre todo con el cable submarino de 1 550 kilómetros entre la zona
de Camurí, cercana al puerto de La Guaira, en el Estado de Vargas, y
la playa de Siboney, en las afueras de Santiago de Cuba, que a
finales del 2009 y principios del 2010 contribuirá de manera
perentoria a cambiar la historia de las comunicaciones
internacionales de la Mayor de las Antillas y los países de la
región.
Al referirse a Cuba, los oradores reconocieron que en estos años
no solo ha demostrado su vocación humanista y solidaria, sino
también capacidad para enfrentar un férreo bloqueo y con pocos
recursos garantizar las ventajas sociales, reanimar su economía y
reorientar su comercio.