En la ceremonia, presidida por los miembros del Buró Político
Juan Almeida Bosque, Comandante de la Revolución y Vicepresidente
del Consejo de Estado; Salvador Valdés Mesa, secretario general de
la CTC; Pedro Sáez Montejo, primer secretario del Partido en la
capital; y el general de cuerpo de ejército Álvaro López Miera,
viceministro jefe del Estado Mayor General de las FAR, fueron
depositadas ofrendas florales como tributo al Lugarteniente General,
a su ayudante, al líder comunista Blas Roca Calderío y a Juan
Fajardo Vega, último mambí de las guerras libertarias del siglo XIX.
Allí el vicealmirante Pedro Miguel Pérez Betancourt, jefe de la
Marina de Guerra Revolucionaria, dijo que Maceo había ascendido
hasta un puesto de privilegio en la historia por la fuerza de su
mente y de su brazo, por su disciplina intachable y su moral a toda
prueba. Señaló además que Maceo como nadie es síntesis del espíritu
invencible del patriota cubano.
El jefe de la Marina recordó la valentía del Titán, quien había
acumulado al morir el asombroso expediente de 830 acciones
combativas casi todas frente a fuerzas superiores. "Bastan dos
hechos, la Protesta de Baraguá y la invasión a Occidente para
consagrarlo en un puesto de honor dentro de los más brillantes
dirigentes políticos y jefes de las contiendas independentistas."
El pionero Felipe Alejandro Pérez y la cadete Norysleidi González
honraron a sus próceres, y en nombre de las nuevas generaciones
plantearon su compromiso con el legado de Antonio Maceo. Palabras
que fueron respaldadas por Rafael de Jesús Vega, miembro de la
Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana, que este 7 de
diciembre arribó a su aniversario 15.