Cuando debutó hace tres años en la selección grande del boxeo
cubano, Andry Laffita no pudo imaginar que la propia Moscú donde
actuó entonces acogería ahora el cierre de su larga carrera
deportiva.
Siempre me propuse alcanzar un resultado importante, y por eso no
me rendí a pesar de tener que esperar tanto por la oportunidad, dijo
tras una sesión de trabajo en el centro de entrenamiento de Chejov,
en las afueras de la capital rusa.
Me siento bien, y muchos aficionados me piden que no me retire,
pero llegaría con 34 años cumplidos a los Juegos Olímpicos del 2012
y el reglamento no permite pelear con esa edad, explicó el
subcampeón de los 51 kilos en Beijing.
Mi vida ha sido el boxeo, y por eso me estoy preparando bien para
despedirme con un buen papel en la Copa del Mundo, precisó sobre la
justa que comienza el próximo miércoles en la urbe moscovita.
La del 2005, entonces por equipos y también en esa ciudad, signó
su primera aparición en el equipo elite de la Isla, y meses después
se agenció el subtítulo del orbe en Mianyang, China, como otra señal
de solidez.
Después de varios años en los 48 kilogramos pedí subir a los 51
para luchar por una posibilidad de nivel, y he tratado de no
defraudar, siempre dedicándome duro al entrenamiento, sentenció el
ganador universal juvenil de La Habana 1996.
Miembro de la dotación triunfadora en la Copa de las Naciones de
Bakú 2006 y multimedallista en certámenes de casa, Laffita nació en
Guantánamo y representó a esa provincia en sus primeros Juegos
Escolares, en 1993.
En la temporada siguiente su familia se trasladó a Pinar del Río,
y allí consolidó una carrera marcada por la constancia y el amor a
la camiseta.
Ha sido difícil cumplir durante tanto tiempo el rigor del peso
corporal y pasar algunos malos momentos, pero valió la pena, porque
hay mucha gente que reconoce ese esfuerzo, añadió a solo días del
certamen que buscará convertir en despedida feliz.