Medidas antierosivas en más de un millón y medio de hectáreas ha
aplicado Cuba en los últimos cinco años para detener y contrarrestar
el deterioro de los suelos, una muestra de la prioridad que le
confiere el país a este renglón.
La utilización de abonos verdes, el drenaje y acondicionamiento de
las tierras figuran entre las tareas que se acometen como parte del
Programa Nacional de Mejoramiento y conservación de los Suelos,
extendido a las 14 provincias de la nación.
Otro aspecto vital en el que se trabaja aceleradamente es en la
reforestación, cuyo índice en el año 1999 apenas alcanzaba el 21 por
ciento, mientras en la actualidad pasa del 24, sobre todo por el
eficaz y ordenado trabajo acometido en las Fincas Forestales
Integrales.
Estas fincas tienen un sistema en el cual la mayoría de sus
plantaciones inciden directamente sobre la protección de las franjas
hidrorregoladoras de los ríos o otras fuentes de agua, y por tanto en
la calidad de vida de las poblaciones rurales.
También en favor de la preservación de los suelos se ha
incrementado
en Cuba la producción de abonos orgánicos y medios biológicos para la
agricultura, lo que ha traído aparejado una disminución en la
aplicación de fertilizantes químicos que inciden en la contaminación
del entorno.
Datos del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente
indican que al triunfo de la Revolución el índice de reforestación en
el archipiélago era inferior al 14 por ciento, lo que evidencia la
poca voluntad de los gobiernos de antes de 1959.
Actualmente Cuba está afectada por la desertificación en el 14 por
ciento de su área agrícola, con incidencia en 11 de sus provincias y
los territorios menos productivos se sitúan en Pinar del Río, Holguín,
Granma, Santiago de Cuba y Guantánamo.