.—La
ciudad de Trinidad, capital del departamento boliviano de Beni
(noreste), se encuentra hoy en una situación delicada a escasos
centímetros de que el agua rebase los diques de contención, mientras
más de 17 mil familias han sido afectadas.
De acuerdo con el prefecto (gobernador) en funciones del
departamento, Clemente Cordero, el lugar más crítico de la ciudad está
a 76 centímetros entre el nivel del agua y el del asfalto.
En declaraciones a Prensa Latina, el funcionario pidió no ser
alarmista en cuanto al futuro de la urbe, "pues en materia de
inundaciones nadie tiene la verdad en la mano".
Técnicamente se están manejando niveles y se intenta controlar la
situación, y por algunas mediciones en tres puntos se sabe que el agua
ha descendido el nivel del barranco del río Mamoré, comunicó.
Dijo que en el punto de referencia crítico de la cuenca, en la
sureña región de Camiaco, se mantiene el nivel, que es unos 14
centímetros por encima del que alcanzó en 1992, cuando sucedió una
crecida de similar magnitud.
En Trinidad, si bien en uno de sus puntos el líquido ha subido tres
centímetros más, todavía existe el margen de casi un metro de
diferencia entre el nivel de agua y la circunvalación de la ciudad.
En el terreno de las previsiones, señaló, se tienen adelantadas
conversaciones con la Fuerza Aérea Boliviana para llenar sacos de
arena o tierra y formar barricadas con ellos contra la eventual
crecida.
Asimismo, el funcionario citó cifras de la oficina de estadísticas
regional, que sitúan por encima de 17 mil el número de familias
afectadas en todo el departamento, de las 71 mil contabilizadas a
nivel nacional.
En el departamento de Beni, la zona más afectada es la ciudad
capital, con más de 14 mil personas en centros de evacuación, en
tiendas de campañas, 24 escuelas y varios puntos en el área rural,
precisó.
Además —abundó— existen, aparte de la provincia de Cercado (de la
que Trinidad es centro), otras como Moxos y Marbán con afectaciones
importantes.
Cordero reconoció, sin embargo, contar con un mayor número de
recursos para enfrentar la emergencia, aportados por la administración
local, el gobierno central y la comunidad internacional.
Por último, indicó que el departamento soporta perdidas superiores
a los 100 millones de dólares, y que es la ganadería, el principal
sector económico regional, la más afectada.
En un recorrido por la periferia de esta ciudad, este reportero
pudo apreciar barrios con sus casas completamente anegadas y calles
como ríos, mientras en la parte interior de los diques se agrupan las
precarias cobijas de los desplazados por las inundaciones.
Más allá, hacia los valles, permanecen cientos de miles de personas
atrapadas por la crecida del río Mamoré y varios de sus afluentes, que
esperan ser rescatadas de un momento a otro por militares bolivianos
en cooperación con tripulaciones de helicópteros argentinos.
En el sector sanitario, un centenar de médicos cubanos casi se han
hecho cargo de la situación en las zonas más críticas, impartiendo más
de 500 consultas diarias, en guerra contra las enfermedades
infecciosas, respiratorias y diarreicas.