La Guerra por los Recursos es el nombre oficial del método y un
conflicto por el agua dulce resulta la mayor y posible amenaza que la
institución castrense visualiza para Argentina en las próximas
décadas.
Por lo anterior, cambió este año sus normas de combate, mediante un
trabajo teórico que proyectó posibles peligros hasta el 2025.
De acuerdo con el rotativo, las posibilidades de agresión por parte
de un Estado extranjero tendría como blanco recursos naturales, en
especial el acuífero Guaraní, que abarca 225 000 kilómetros cuadrados
en la Mesopotamia argentina, más 850 000 en Brasil, y sectores en
Uruguay y Paraguay.
En función de esa hipótesis, apunta el periódico, el Ejército
planea la reorganización de unidades de las tres fuerzas y nuevas
estructuras de comando que se apoyarán en el Estado Mayor Conjunto.
Tal posibilidad reemplaza en parte a la que apunta a países vecinos
por cuestiones limítrofes, por los fuertes lazos económicos y
políticos que se consolidaron con esas naciones en los últimos años.
Ante la perspectiva de enfrentar a un enemigo superior en
tecnología y en recursos, el Ejército programó desplazamientos
dinámicos, sin frentes establecidos, además de organizar a la
población en función del conflicto.
La Nación asegura que la nueva doctrina de guerra por los recursos
tiene su base en la posición estratégica defensiva que impuso el
Gobierno de Néstor Kirchner como directiva militar.