Debido
a que los estrepitosos fracasos de sus recetas han terminado por
espantar a la mayoría de sus principales clientes, el Fondo Monetario
Internacional ha sufrido una sensible merma en los ingresos que cobra
por los créditos y ya se encuentra en una situación deficitaria e
insostenible por mucho más tiempo. Para enfrentar la crisis convocó a
un comité de notables, que acaba de emitir un informe donde se
recomiendan una serie de medidas entre las que se destacan vender
parte de sus reservas de oro para invertir el dinero
especulativamente, y comenzar a cobrar por servicios de asistencia
técnica a los países miembros.
Las
propuestas que serán debatidas por el Consejo Ejecutivo de la
institución durante la cumbre anual de primavera en Washington, ya
recibieron fuertes cuestionamientos por no aplicar "su propia
medicina, ajustando sus exagerados gastos", y por pretender usar las
reservas de oro para un autosalvataje "moral y económicamente
indefendible", en lugar de destinarlo a cubrir las urgencias de sus
socios más pobres.
Su desprestigio y la extendida convicción de lo inconveniente que
resultaba su asistencia, provocó que en tres años el FMI se quedara
con casi ninguno de sus prestatarios más importantes y, en
consecuencia, sin la fuente básica de recursos que es el interés que
cobra. Las cancelaciones anticipadas de los créditos por Argentina,
Brasil, Indonesia, Rusia, Uruguay, Bulgaria, Argelia, Armenia y
algunos otros socios menores redujeron en forma drástica los fondos
pendientes de reembolso, de un máximo de 108 000 millones de dólares
en el 2003 a menos de 30 000 millones actualmente. El único país que
aún adeuda un monto muy significativo es Turquía, que pese a también
haber realizado precancelaciones, todavía debe cerca de 10 000
millones de dólares, y el que le sigue es Ucrania, con menos de 1 000
millones.
"Dado el alto nivel de reembolsos, el crédito pendiente es el más
bajo de los últimos veinticinco años", afirma quejoso el último
Informe Anual del organismo, que conduce el español Rodrigo Rato. Para
colmo, el grueso de dinero a cobrar es a países muy pobres, lo que
para una institución financiera constituye una debilidad de cartera.
Pese a la merma de ingresos, los gastos siguieron en ascenso. Tal
como informó Página/12 en septiembre del año pasado, el gasto
presupuestado para el ejercicio que finaliza en abril es un 5,4% mayor
al del año anterior y un 22% más alto que el de hace tres años. El
resultado es un déficit estimado de 105 millones de dólares para el
ejercicio en curso, pero que treparía a 368 millones de dólares para
el 2010 según las proyecciones del propio Fondo.
Para contrarrestar esa tendencia explosiva, la conducción convocó a
un "Comité de Eminencias", encabezado por el presidente del banco JP
Morgan-Chase, Andrew Crockett, e integrado entre otros por el último
titular de la Reserva Federal de los Estados Unidos, Alan Greenspan,
al que le encomendó analizar la situación y emitir recomendaciones. El
encargo estaba circunscripto a fortalecer los ingresos de la
institución, y los responsables obedecieron al pie de la letra. El
informe final entregado el 31 de enero pasado contiene una acotada
serie de propuestas, entre las que sobresalen:
—Modificaciones estatutarias para "expandir las operaciones de
inversión financiera de manera de generar ingresos extra".
—"La venta de 400 toneladas de oro de las reservas" que a valor de
mercado equivale a 6 600 millones de dólares y que invertidos
generarían 195 millones de dólares de ingresos adicionales por año.
—El cobro de servicios de asistencia técnica que actualmente no son
onerosos.
Las objeciones no se hicieron esperar. "El Comité ignora los
exorbitantes costos en que está incurriendo una institución que es
percibida por muchos como ilegítima", señala un artículo que publicó
el Bretton Woods Project, una red de organizaciones no
gubernamentales, crítica de las dos instituciones creadas en la
postguerra en Bretton Woods, el FMI y el Banco Mundial.
En el artículo titulado "Poniendo el carro delante del caballo", se
cita al economista peruano Jurgen Schuldt, que en relación con el
déficit del organismo, ironiza con que "debería aplicar la misma
receta que le ha impuesto a los países que tenían crisis financiera,
es decir que debería tomar de su propia medicina, ajustando sus
exagerados gastos". Y en cuanto a la idea de vender las reservas de
oro, amplifica la opinión del consultor británico Sony Kapoor, para
quien "el uso de un recurso público para financiar el salvataje de una
entidad que es ampliamente y crecientemente considerada como
irrelevante y sobredimensionada, que encima acaba de inaugurar un
fastuoso edificio, es económica y moralmente indefendible".
(Tomado de Página 12)