El costo de la ocupación de Iraq
para los contribuyentes en Estados Unidos superará el próximo año la
carga financiera que, a los precios de hoy, representó para los
norteamericanos la guerra de Vietnam.
Cuando en 1975 llegó a su fin el conflicto en el país asiático, 58
mil militares estadounidenses habían muerto y se habían gastado 662
mil millones de dólares, según cálculos del Servicio de
Investigaciones del Congreso.
Sin embargo, la agresión a Iraq y la llamada guerra contra el
terrorismo desatadas por el presidente George W. Bush amenazan con
sobrepasar a corto plazo la astronómica cifra en costos financieros.
Desde septiembre de 2001 hasta el cierre del año fiscal 2006, en
septiembre último, Estados Unidos destinó 400 mil millones de dólares
a la invasión y ocupación del país árabe y a la llamada cruzada
antiterrorista, incluida la embestida bélica contra Afganistán.
Para 2007, el Congreso asignó 70 mil millones de dólares a esas
contiendas y se espera que Bush solicite otros mil millones, como
parte del incremento de fuerzas que pretende enviar Iraq en su intento
de silenciar la insurgencia.
La escalada militar, que incluye el despliegue adicional de 21 mil
500 soldados, encontró el fuerte rechazo de la población
norteamericana y la opinión pública en general.
Una encuesta de la consultora Ipsos constató que la oposición
popular al incremento de fuerzas refleja el creciente escepticismo de
los ciudadanos respecto a la política belicista de la Casa Blanca.
Más del 60 por ciento de las personas entrevistadas criticó la
decisión de Bush de invadir a Iraq, y ampliar el número de efectivos
en esa nación, donde más de tres millares de soldados estadounidenses
murieron desde marzo de 2003.
El 70 por ciento de los consultados se opuso a enviar más tropas y
un porcentaje similar cree que ese aumento no ayudará a estabilizar la
situación, ni a controlar la violencia desatada tras la agresión
extranjera.
De acuerdo con el muestreo, el 87 por ciento de los demócratas y 42
por ciento de los republicanos se hallan entre los detractores de la
iniciativa de Bush y se oponen al aumento de la cifra de militares.