La aparición de tumores malignos y
afecciones dermatológicas diversas debido al consumo de agua
contaminada por la concentración de metales pesados provoca alarma hoy
en esta nación centroamericana.
La prensa local destaca este lunes la crítica situación que viven
los pobladores de las aldeas de Cerro Grande, Macuelizo, El Retiro y
Las Cañadas, en el central departamento de Francisco Morazán, el más
densamente poblado del país.
Cuatro adultos y seis recién nacidos murieron por cáncer en 2006 en
esas comunidades, donde de acuerdo con especialistas, en la próxima
década se registrará el mayor índice de tumores malignos en territorio
hondureño y probablemente en toda Centroamérica.
Apuntan que la concentración de metales pesados en cuantías
alarmantes en la fuente de abastecimiento ha propiciado el
envenenamiento masivo, que hasta el momento registra cientos de
enfermos con tumores y graves afecciones dermatológicas.
Actualmente decenas de niños presentan llagas y manchas en la piel
por el contacto con el agua que abastece el Servicio Autónomo Nacional
de Acueductos y Alcantarillados a esa zona por la que cobra cuotas de
hasta 50 lempiras al mes, alrededor de tres dólares.
La doctora Brenda Salgado lamentó que actualmente haya casos de
malformaciones congénitas, problemas cerebrales y renales en recién
nacidos que en la primera semana fallecen, así como sucesivos casos de
esterilidad masculina.
La también directora municipal de salud en esa región considera
pobre la respuesta de los organismos estatales, en contraste con el
siempre puntual cobro de impuestos.
Salgado precisó que el agua potable es de tan mala calidad que los
estudios revelan una concentración de 28 miligramos de hierro por
decilitro, cuando lo permitido a nivel mundial es de 0.03 por ciento,
casi como si fuera hierro líquido, apuntó.
No se toman medidas y la contaminación es increíble, da la
impresión que el agua tiene ladrillo molido, dijo la doctora, quien
añadió que en su desesperación los pobladores se han internado en las
montañas en busca de agua saludable.
Estudiosos revelan que el problema tiene su génesis a finales de
1998, tras el azote del huracán Mitch, que provocó derrumbes al
interior de los túneles de un complejo aledaño a la fuente de agua
potable que abastece a más de siete mil personas.
Los vecinos, dedicados en su mayoría a la agricultura, comenzaron a
presentar problemas de salud dos años después de que el fenómeno
meteorológico provocara la contaminación por la remoción de metales al
interior de los túneles edificados en la época de la colonia.
En 2003 la contaminación avanzó y los aldeanos se alarmaron cuando
el agua adquirió un color anaranjado y provocaba agujeros en las
tuberías de hierro, pilas y tanques de cemento, en cuyos fondos se
concentraba un espeso sedimento.
Los cultivos se secaron, aparecieron varios tipos de escabiosis
(sarna), y síntomas como la caída del pelo y la pérdida de dientes
empezaron a afectar a los pobladores después de mantener contacto con
el líquido vital