Dos ex altos funcionarios del
gobierno del depuesto presidente iraquí Saddam Hussein fueron
ejecutados hoy al amanecer, pese a los múltiples llamados de clemencia
de la comunidad internacional para evitar se cumpliera la sentencia.
El gobierno de Iraq, a través de su portavoz Alí al Dabbagh,
informó que Barzan Ibrahim al Tikrit y Awad al Bandar fueron ahorcados
este lunes, luego de su sentencia a muerte el pasado 5 de noviembre
por su implicación en los sucesos de Dujail en 1982.
En esa localidad chiíta se llevó a cabo un ataque contra la
caravana en la que viajaba Hussein, tras lo cual fueron juzgados y
condenados 148 personas implicada en esos hechos.
Al Tikrit fue director de los servicios de inteligencia y al Bandar
director del Tribunal Revolucionario durante el mandato del ex
mandatario, quien al igual que sus colaboradores, fue conducido al
patíbulo el pasado 30 de diciembre por iguales cargos.
El vocero del primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, comentó que a
diferencia de la ejecución de Hussein, a esta asistieron pocas
personas, entre ellos un médico, un fiscal y un juez, y se adoptaron
medidas especiales para evitar se repitieran actos de desagravios.
Durante el ahorcamiento del ex presidente fueron tomadas imágenes
que luego fueron divulgadas por el mundo, y varios de los asistentes
golpearon y profirieron insultos contra el cadáver, lo que desencadenó
una ola de críticas internacionales y la comunidad musulmana.
Las muertes de los tres altos funcionarios del gobierno iraquí
ocurrieron a pesar de que la ONU calificó las detenciones de
arbitrarias y denunció las múltiples ilegalidades cometidas por el
tribunal y la fiscalía.
En los meses que duró el juicio varios abogados de la defensa y
testigos fueron obligados a renunciar y otros fueron asesinados en
circunstancias aún oscuras.
Desde el primer momento los acusados calificaron el proceso de
ilegal al celebrarse en un país agredido y ocupado por una potencia
extrajera.
La cancillería rusa, a través de su portavoz Mijail Kaminin,
declaró que las ejecuciones de hoy y la de Saddam Hussein no ayudan a
estabilizar la situación en la nación árabe ni contribuyen a disminuir
la resistencia en la sociedad.
Por su parte, el presidente de la Comisión europea, José Manuel
Barroso, y el presidente del Consejo italiano, Romano Prodi,
condenaron el ahorcamiento al oponerse ambos a la pena de muerte.
De otro lado, el mando central de ocupación señaló en un comunicado
que dos de sus soldados murieron este domingo, uno en Tikrit, norte, y
el otro en Bagdad, cuando sus vehículos hicieron contacto con
artefactos explosivos al borde de la carretera.
Con estas muertes suman 16 los militares estadounidenses caídos en
Iraq en enero y ascienden a tres mil 20 los efectivos de Estados
Unidos abatidos desde el inicio y posterior ocupación en marzo del
2003.