El presidente Daniel Ortega estará
hoy en la toma de posesión del ecuatoriano, Rafael Correa, y mañana
viajará a El Salvador, en su primera gira internacional desde que
asumió los destinos de Nicaragua la semana pasada.
El itinerario lo anunció el propio mandatario durante un recorrido
que realizó ayer por barrios pobres de Managua, en compañía del
presidente de Irán, Mahmoud Ahmadinejad.
Ortega dijo que asistirá este lunes a la investidura de Correa,
quien a su vez estuvo en la suya el miércoles pasado en esta capital.
El viaje de mañana a El Salvador responde a una invitación de su
vecino Antonio Elías Saca, para celebrar el aniversario 15 de los
acuerdos de paz en esa nación.
Tras su toma de posesión como jefe de Estado el 10 de enero pasado,
el líder sandinista desarrolló una apretada agenda en su país.
Un día después de la investidura, formalizó la adhesión de
Nicaragua a la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA), un
proyecto integracionista impulsado por Venezuela, Cuba y Bolivia,
basado en la solidaridad, la cooperación y la complementariedad.
En el marco de esa iniciativa, firmó varios acuerdos comerciales
con el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, quien permaneció hasta el
viernes en Managua.
Un día después recibió la visita de Ahmadinejad, de gira por la
región, y con quien se volverá a encontrar en Quito este lunes.
La presencia del mandatario iraní en Managua sirvió para el
relanzamiento de las relaciones diplomáticas a nivel de embajadores, y
para la firma de amplios convenios de cooperación.
La asistencia iraní se materializará en la construcción de represas
hidroeléctricas, el desarrollo pesquero y portuario, la construcción
de viviendas populares, y en la fabricación y exportación de
maquinaria agrícola, autos, buses y bicicletas.
Según adelantó Ortega durante la firma del Memorando de
Entendimiento en la nueva Casa de Gobierno, ubicada en el Centro de
Convenciones Olof Palme, Teherán también ayudará en la instalación de
fábricas de cemento y en la educación técnica.
El mandatario afirmó que se trata de inversiones a largo plazo que
beneficiarán a Nicaragua, el segundo país más pobre de América Latina
-después de Haití-, y donde cerca del 80 por ciento de la población
vive en condiciones de pobreza.