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Gestión de los
delegados y participación popular
Los 22 de Dragones
MARÍA JULIA MAYORAL
FOTOS: JOSÉ M. CORREA
Entrar a Dragones,
demarcación de apenas medio kilómetro cuadrado, en el municipio de
Centro Habana, es como sumergirse en un torbellino de edificios
atacados por el tiempo, calles repletas de personas, autos y
bicicletas que compiten en arriesgado tránsito, comercios estatales
y pequeñas cafeterías de trabajadores por cuenta propia.
Aunque existen problemas por el estado de las viviendas, el barrio gana calidad de vida.
Hace más de una
década, cuando Gilberto Barrial Soto, abogado de carrera y fiscal
militar durante 36 años, fue electo por primera vez delegado en una
de las circunscripciones de Dragones, en la localidad la mayoría de
las familias carecía de abasto regular de agua potable, solo el 28%
de ellas cocinaba con gas —el resto lo hacía con luz brillante—,
los teléfonos en las casas eran muy pocos y la iluminación en las
vías públicas resultaba precaria.
Mantener hasta hoy igual
responsabilidad y ser, al mismo tiempo, el presidente del Consejo
Popular, permiten a Barrial evaluar las transformaciones.
No hemos salido del
período especial, advierte, pero la comunidad ha progresado en
estos años: el servicio de gas beneficia a casi todas las familias,
se resolvió en gran medida el abasto de agua, durante los últimos
dos años fueron instalados más de dos mil teléfonos en las
viviendas, se iluminaron calles principales y secundarias, muchas
unidades de comercio revitalizaron sus servicios y todas las
escuelas primarias, secundarias, de enseñanza especial y los
círculos infantiles mejoraron sus condiciones constructivas, medios
de enseñanza y calidad de la docencia.
Cuando empecé como
delegado, agrega, en la zona había solo tres consultorios; ahora
son 18 con 48 médicos de familia, y se construyen otros cinco
inmuebles, pues varios galenos y enfermeras trabajan todavía en un
mismo local, sin los requerimientos adecuados. Además, comenzó la
reparación del policlínico y de otras instalaciones sociales.
Pero los cambios
favorables pierden novedad rápidamente. Se incorporan a la rutina
cotidiana sin llegar a valorarse en su justa dimensión, quizás por
ser apreciados como parte natural de la obra revolucionaria y porque
coexisten con problemas graves que no llegan a resolverse.
Gustavo Díaz López, como
los otros delegados, ocupa
buena parte de su tiempo en
la atención a los electores.
Mientras converso con
Barrial, en el local contiguo Gustavo Díaz López y Eduardo Fidel
González Soto atienden con diligencia a una mujer que, en
compañía de su nieta, solicita ayuda. Los dos delegados de
circunscripción y vicepresidentes del Consejo Popular, prometen
hacer gestiones para estabilizar la asistencia a clases de la niña;
pero no hay cómo resolver el otro reclamo: una vivienda nueva, un
local en mejores condiciones...
Los 22 delegados de
circunscripción agrupados en el Consejo Popular de Dragones viven a
diario intercambios semejantes. En la demarcación hay más de 32
600 habitantes y subsisten no pocas dificultades con el estado de
los edificios y las nuevas necesidades de hogares para las familias.
Aunque las soluciones
deseadas resultan imposibles por el momento, nadie deja de ser
atendido y nos pasamos el tiempo viendo cómo podemos buscar aunque
sean algunos paliativos, con la ayuda de las propias familias,
indica Barrial.
En Neptuno y Gervasio,
un antiguo edificio sigue en pie gracias al esfuerzo de sus
moradores. No puede decirse que el inmueble haya quedado bonito,
pero ya no se cae, comenta el Presidente del Consejo Popular. La
gente recibió parte de los materiales y el resto lo obtuvo de una
instalación demolida en las cercanías: aprovecharon ventanas,
ladrillos... y sacaron bastante tercio al cernir los escombros.
Con la participación
del barrio, quedaron instaladas además nuevas redes de agua potable
y para los servicios sanitarios en varias circunscripciones, y
prosigue la construcción de baños en ciudadelas. Los delegados,
explica Eduardo Fidel, promovemos la idea de que el barrio debe
colaborar en todo lo posible y no dejarle el trabajo solo a las
dependencias del Estado. A veces, por ejemplo, en una ciudadela no
hay personas aptas para participar en las reparaciones; pero aun en
esos casos la gente se ocupa de que no les falte agua fría y otras
atenciones a los constructores de la microbrigada.
Si bien las dificultades
materiales concentran parte importante de las gestiones que realizan
los delegados en Dragones, su labor no queda ahí. Estructuran
distintas vías para aliviar la falta de opciones recreativas,
fiscalizan la calidad de los servicios prestados a la población,
buscan que la comunidad atienda de mejor manera a jóvenes y
adolescentes hasta ahora desvinculados del estudio y del trabajo, a
madres solteras y ancianos necesitados, y a quienes se han sumido en
el mundo de la droga o el alcoholismo. |