Presionó la Casa Blanca a la CIA sobre armas prohibidas
en Iraq

El vicemandatario Richard Cheney y su principal consejero Lewis "Motoneta" Libby realizaron múltiples viajes, algo totalmente inusual, a la sede de la Agencia Central de Inteligencia, en Langley durante el pasado año, divulgaron el diario The Washington Post y la CNN

WASHINGTON, 5 de junio (PL). — El gobierno del presidente George W. Bush presionó a la CIA para que su informe sobre armas prohibidas en Iraq y los supuestos vínculos con el terrorismo respondiera a los intereses políticos de la Casa Blanca, destaca hoy aquí la prensa.

El vicemandatario Richard Cheney y su principal consejero Lewis "Motoneta" Libby realizaron múltiples viajes, algo totalmente inusual, a la sede de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), en Langley durante el pasado año, divulgaron el diario The Washington Post y la CNN.

Lo hacían para interrogar a los analistas que examinaban los programas de armamento prohibido de Bagdad y su presunta vinculación con el grupo Al Qaeda, lo cual generó "un ambiente de presión para hacer que sus evaluaciones se ajustaran a los objetivos de la Casa Blanca", dijeron oficiales de inteligencia.

Cheney, quien como ejecutivo de la compañía Halliburton, la más beneficiada con la guerra, ganó 30 000 000 de dólares de 1995 a 2000, encabezó la ofensiva de la Administración desde el pasado agosto para lanzar la agresión contra el país árabe con el pretexto de las armas prohibidas.

Aunque no se ha precisado el número exacto de visitas de Cheney a la CIA, un funcionario de ese cuerpo de espionaje las describió como múltiples. A ello se añade que asistió de forma regular a las sesiones informativas sobre inteligencia de la Casa Blanca, asegura el Post.

Antiguos y actuales oficiales de inteligencia indicaron que el "retumbe de tambores" también provino del vicesecretario de defensa Paul Wolfowitz y en menor grado del director de la CIA, George Tenet, para que escribieran los informes de forma tal que ayudara a la Administración a sustentar su caso contra Bagdad.

Hasta ahora no hay señal creíble de la existencia de armas prohibidas en Iraq, y las interrogantes e imputaciones sobre los reales motivos de la Administración Bush para atacar están hoy a la orden del día en Washington.

Incluso la propia CIA abrió una investigación para ver qué falló en su informe sobre esos medios y las conexiones del derrocado Saddam Hussein con Al Qaeda.

El senador Jay Rockefeller es partidario, según manifestó a la CNN, de que el Congreso también debería investigar el asunto que en sus palabras representa una mancha en la credibilidad del gobierno norteamericano.

El republicano John Warner, presidente del Comité de Inteligencia del Senado, reiteró su intención de sostener audiencias especiales sobre la forma en que el ejecutivo manipuló la información sobre Iraq, pese a la división entre los conservadores en ese hemiciclo.

En una señal de preocupación de la Administración Bush, dos oficiales de alto rango del Pentágono salieron la víspera en defensa del Pentágono y la Casa Blanca.

 

| Portada  | Nacionales | Internacionales | Deportes | Cultura |
| Cartas | Comentarios | Ciencia y Tecnología | Lapizcopio| Temas |

SubirSubir