Estados Unidos no quiere la ayuda de inspectores ONU

El jefe de los inspectores de la ONU, Hans Blix, dijo en Nueva York que su equipo de trabajo está listo para marchar a Iraq para tratar de ayudar a responder las interrogantes que se han abierto con respecto a la inexistencia de tales armas en la nación árabe

WASHINGTON, 5 de junio (PL). — Estados Unidos insiste en su reticencia a aceptar la ayuda de los inspectores de la ONU para continuar la búsqueda de armas de exterminio masivo en Iraq, sin encontrarse aún a dos meses de la ocupación de ese país.

El jefe de los inspectores de la ONU, Hans Blix, dijo hoy en Nueva York que su equipo de trabajo está listo para marchar a Iraq para tratar de ayudar a responder las interrogantes que se han abierto con respecto a la inexistencia de tales armas en la nación árabe.

Blix presentó un informe final al Consejo de Seguridad este jueves.

El fracaso en encontrar armas nucleares, químicas o biológicas se ha convertido en un tema caliente en Washington, Londres y otras capitales del mundo, ya que la alegada posesión por el gobierno de Bagdad de armas prohibidas fue la justificación empleada por norteamericanos y británicos para su agresión.

Analistas políticos consideran que la negativa norteamericana a permitir la presencia de la ONU crea suspicacias sobre la posibilidad de que puedan ser "sembrados" armamentos por sus propias fuerzas de ocupación para culpar a las anteriores autoridades iraquíes.

Desde Washington se dijo antes a la opinión pública que Iraq era un peligro "claro y presente" para la "seguridad nacional", por eso la dificultad en encontrar estas armas es un duro golpe a la credibilidad de la administración Bush.

En el mejor de los casos, pone en duda la eficacia de la inteligencia estadounidense, en el peor, implica una manipulación intencionada de la información y del propio pueblo norteamericano.

El presidente George W. Bush, en su intento de justificar su política dijo en una ocasión estar satisfecho con el hallazgo de dos camiones sospechosos de haber sido utilizados alguna vez para fabricar estas armas, muy lejos de los argumentos utilizados antes de la guerra.

El secretario de Estado, Colin Powell, habló de cientos de toneladas de gas sarín y de fábricas de producción.

También se afirmó de manera equivocada que Iraq había desplazado armas químicas y biológicas para atacar a las tropas de la coalición.

Las suspicacias lógicas surgen ante el fracaso norteamericano de demostrar sus justificaciones para el ataque y los reparos que ponen hoy a la presencia en Iraq de los inspectores de la ONU, consideran observadores.

 

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