SAN JOSÉ, 5 de junio (PL). — El
gremio del Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) decidió
hoy finalizar una huelga, iniciada el 16 de mayo último, tras
obligar al gobierno a aceptar un acuerdo que debe cumplir antes del
próximo 14 de julio.
Al confirmar los compromisos del
Ejecutivo, el ministro de la Presidencia, Ricardo Toledo, anunció
que la dirección del Banco Central dio su palabra para resolver una
emisión de bonos exigida por los empleados del ICE, por valor de
60 000 000 de dólares.
Esa cifra se sumará a los
40 000 000 de dólares anteriormente aprobados para
totalizar los 100 000 000 solicitados por el gremio del
ICE para garantizar las necesidades financieras de la institución
estatal, cuya demora desencadenó la huelga hace 20 días.
Toledo prometió además que no se
tomarán represalias disciplinarias, económicas o legales contra
ninguno de los miles de participantes en la protesta, que incluyó
grandes manifestaciones callejeras como la efectuada la víspera en
esta capital.
Los empleados del ICE comenzaron el
paro nacional por tiempo indefinido en reclamo a un apoyo económico
extraordinario para esa entidad y contra la privatización
neoliberal de la empresa que la gerencia y el gobierno pretendían
implantar.
La huelga fue emprendida por los
asalariados para tratar de salvar al ICE, endeudado por la negativa
del gobierno de otorgar la emisión de bonos y préstamos bancarios,
así como por la falta de autorización para aumentar tarifas y
permitir inversiones externas.
Los obreros reclamaban un mayor
presupuesto para que la entidad continúe con sus planes de
desarrollo y evitar despidos masivos.
Pero, el presidente de Costa Rica,
Abel Pacheco, se había negado a emitir bonos para financiar
inversiones, no le facilitó al ICE avales para recibir ayuda
exterior, ni le permitió aumentar las tarifas, por lo que la
empresa se endeudó.
El inicio de las protestas complicó
la situación social de este Estado centroamericano pues a la
acción de los trabajadores del ICE se sumó la Asociación Nacional
de Empleados Públicos (ANEP) con una huelga general iniciada el
lunes último.
La iniciativa pretendía paralizar
las actividades estatales en Costa Rica y acusar a la
administración de aplicar un modelo político y económico
neoliberal cuyo centro es la economía de mercado y no el ser
humano.
También la demostración sirvió
para rechazar la negociación de un Tratado de Libre Comercio entre
Centroamérica y Estados Unidos, que solo beneficiará a las
entidades privadas ligadas al poder financiero, de acuerdo con los
sindicatos.
El secretario general de la ANEP,
Albino Vargas, señaló que Pacheco, en el poder desde el 8 de mayo
del 2002, enfrenta un período de desasosiego social por seguir una
política neoliberal insostenible para una nación en vías de
desarrollo.
Las multitudinarias marchas que a
diario se sucedieron en Costa Rica encontraron la solidaridad de
sindicalistas de otros sectores sociales, como educadores, taxistas,
discapacitados, salud y transporte marítimo, entre otros.
Por su parte, la Asociación de
Profesores de Segunda Enseñanza (APSE) de Costa Rica, en paro
después del ICE, añadió que sus miembros permanecerán en huelga
para exigir el pago de salarios atrasados, recursos para los
comedores y el transporte escolar.
Las dificultades en el sector
pedagógico surgieron a principios de este año, al ocurrir fallas
en los sistemas de cómputo que provocaron desde entonces
irregularidades en el pago de los sueldos.
Gilda González, presidenta de la
APSE, dijo a la prensa que los maestros exigen terminar con las
medidas restrictivas sobre los pagos y otros obstáculos al buen
desempeño de las labores educacionales.
De no resolverse satisfactoriamente
la oleada de protestas desatadas en Costa Rica, que han erosionado
la popularidad de Pacheco y ocasionado la renuncia de tres ministros
(Hacienda, Presidencia y Educación), el país podría pasar a ser
ingobernable, aseguró González.