ISLAMABAD, 7 de mayo (PL). — El
Pentágono tortura sin piedad a sus prisioneros en Afganistán,
denunció hoy la organización norteamericana Human Rights Watch, lo
cual niega el supuesto mensaje humanitario que Estados Unidos
difunde sobre su misión en ese país.
Según un informe de esa entidad
recibido aquí, en el Cuartel general de Washington en Bagram los
detenidos son sometidos a un constante martirio durante los
interrogatorios.
Human Rights Watch afirma que las
personas capturadas por tropas estadounidenses en esa nación
centroasiática reciben también serios maltratos psicológicos que
les provocan trastornos de conducta.
Los oficiales de Estados Unidos
violan los derechos humanos de los encarcelados, al impedirles que
tengan un abogado defensor o por propinarles fuertes golpizas.
Con frecuencia les prohíben dormir y
alimentarse, entre otros castigos, reconoce el texto, tras sostener
que la mayoría de las veces los prisioneros desconocen la causa de
su arresto.
También son obligados a permanecer
desnudos o amarrados durante varias horas en un intento por parte de
los militares norteamericanos de sacarles alguna información.
Estas revelaciones desmienten la
campaña sobre esa misión del presidente estadounidense, George W.
Bush, quien para ganarse a la opinión pública mundial, asegura
respetar las leyes internacionales que prohíben los tratos
inhumanos y degradantes en las celdas.
De acuerdo con la citada
investigación, la Casa Blanca utiliza la guerra supuestamente
contra el terrorismo como pretexto para justificar y desarrollar
tales abusos.
En este ambiente, desde hace más de
un año, miles de uniformados estadounidenses buscan al mullah
Muhamad Omar, antiguo jefe del derrocado poder talibán, y del
saudita Osama bin Laden, presentado por Washington como el autor de
los atentados del 11 de septiembre del 2001, de quienes no se sabe
nada.
Todavía sin Constitución y en pleno
caos social y económico, la administración transitoria afgana
controla únicamente Kabul, capital afgana, con el respaldo de
5 000 soldados de la Fuerza Internacional de Asistencia a la
Seguridad (ISAF).
En el resto de Afganistán operan
remanentes del movimiento talibán (1996-2001) y los llamados
"señores de la guerra", dirigidos por caudillos que
cuentan con poderosos ejércitos privados, según datos de la ONU.