Compañeras y compañeros;
Ciudadanos del mundo:
Procedo de la vieja Europa para
decirles que no están solos y que los nuevos nazis no pasarán.
Procedo de la vieja Europa de Albert
Einstein y Carlos Marx, de Miguel Ángel y Cervantes, de Rosa
Luxemburgo y Vladimir I. Lenin, para extender la mano a este
legítimo hijo del legado humanístico y revolucionario de la
humanidad, que es Cuba.
Lo más brillante de esta Europa, su
arte, su ciencia, su declaración de los derechos humanos, nos une
hoy en esta plaza; pero, al mismo tiempo, nos une una honda
preocupación por su lado más oscuro: el fascismo.
El nuevo eje fascista,
Washington-Londres-Tel Aviv, está reestructurando el Medio Oriente
asiático bajo el terror de las armas y la fuerza de las mentiras.
No bien terminada su matanza en Iraq y Palestina, ha puesto los ojos
en el "Medio Oriente" latinoamericano: Cuba, Venezuela,
Colombia y los movimientos sociales de la Patria Grande.
Venezuela, con reservas petrolíferas
tan grandes como Iraq, debe ser botín del nuevo Führer de
Occidente. En Cuba no es el oro negro, que atrae a la mafia de Miami
y Washington, sino el potencial económico inmobiliario, el
potencial económico del turismo y, sobre todo, del acervo de
conocimientos de la Escuela Cubana de Biotecnología, cuya capacidad
de curación ya debe considerarse patrimonio de la humanidad y cuyas
más recientes innovaciones asombrarán al mundo en pocos años.
El gran tiburón del norte no anda
solo. Tiene su fauna de acompañamiento en las rémoras del
subimperialismo español e italiano que se benefician de los restos
de las víctimas que el gran tiburón despedaza. Por eso, el
subimperialismo español, representado por José María Aznar,
participó en el golpe de Estado contra el presidente Hugo Chávez,
porque buscaba para el capital español una tajada del petróleo
venezolano.
Los herederos espirituales de Franco
y Mussolini forman parte de la comparsería internacional del nuevo
proyecto fascista que amenaza al mundo, junto con uno que otro
intelectual de flaca constitución ética.
Frente a esa amenaza, la humanidad
tiene que resistir como resistió en los treinta: con el más amplio
frente de alianzas de defensa de la democracia formal burguesa y del
derecho internacional, tal como ocurrió durante la guerra de Iraq,
entre las fuerzas democráticas del mundo, las elites burguesas de
Francia, Alemania, Rusia, China, e incluso, el Vaticano.
Sin embargo, ninguna guerra en la
historia se ha ganado con la mera defensiva, y esta no será la
excepción. Esta guerra es una guerra por el futuro de la humanidad.
Por eso, junto con el proyecto estratégico de la defensa, se
requiere de un proyecto estratégico para la contraofensiva, para el
avance, para el futuro.
De las grandes crisis emergen las
grandes soluciones, decía alguna vez Fidel Castro. La presente es
una gran crisis que requiere una gran solución, y la única
solución profunda estructural que se avecina para Cuba, la Patria
Grande y para la humanidad es la nueva civilización de la
democracia participativa socialista.
¡Viva Cuba! (Exclamaciones de:
"¡Viva!")
¡Viva Fidel! (Exclamaciones de:
"¡Viva!")