Comandante Fidel Castro;
Compañero Pedro Ross;
Compañeras y compañeros:
Constituye una circunstancia
excepcional el que nos reunamos en La Habana, este año, para
conmemorar solemnemente el Día Internacional de los Trabajadores.
Aquí en Cuba, en la patria de Jesús
Menéndez y Lázaro Peña, los dirigentes sindicales de América
Latina tenemos una responsabilidad muy grande ante este querido
país, su pueblo y su gobierno, que constituyen ejemplo de valor y
dignidad revolucionaria.
Tenemos que descargar hoy, ante
ustedes, la responsabilidad de nuestros pueblos, que se ha visto
comprometida por la conducta servil de gobiernos títeres dirigidos
por el Imperio, que han osado atacar a Cuba enarbolando
hipócritamente la defensa de los derechos humanos, mientras que en
nuestros países se violan día a día.
Los gobiernos de nuestra región no
han entendido aún que los derechos humanos son precisamente los que
se respetan en Cuba: el derecho al trabajo, al salario, a la
educación, a la salud, a la vivienda y el derecho a la dignidad de
un pueblo.
Por eso estamos aquí para decirle al
pueblo de Cuba que quienes han alzado la voz contra él no tienen
derecho ni autoridad moral para hablar en nombre de América Latina,
ni de sus trabajadores, ni de sus pueblos.
Este Primero de Mayo es
particularmente especial. Nunca como ahora se ha alzado contra los
pueblos amenaza mayor que la que constituye el Imperio. Ni siquiera
las hordas fascistas de Hitler lograron organizar un sistema de
agresión, dominación y opresión tan absoluto como el que Estados
Unidos viene desarrollando en los últimos años.
Es el imperio de la mentira, donde el
que dice combatir el terrorismo, se ha convertido en el principal
terrorista del mundo. Bajo el nombre de la libertad está condenando
a la esclavitud a naciones y pueblos. Sus propósitos, enunciados
por Bush, son imponer a todos los países del mundo los intereses de
las grandes corporaciones que sostienen la política de dominación
del capital financiero en América Latina y el mundo contemporáneo.
Todos sabemos que el presupuesto
militar anual de Estados Unidos equivale al doble del presupuesto de
guerra de las siete potencias más importantes de Europa. Equivale
al Producto Bruto Interno de 12 países de América Latina, y en el
caso del Perú, a la producción de los últimos 10 años.
Pero no es solo el presupuesto
militar monstruoso el que pone en juego el Imperio para someter a
Cuba y a los pueblos de nuestra región. Usa la Ley Helms-Burton, el
despiadado bloqueo que dura ya 40 años, las inversiones millonarias
hechas para promover la sedición y el crimen, el accionar
terrorista de las bandas asesinas preparadas por la CIA, las
presiones internacionales y la escalada de provocaciones puestas en
marcha con el aliento del capital financiero.
El 1º de Mayo en el mundo se celebra
hoy a poco de concluida la denominada "guerra de los 21
días", en la que el gobierno de los Estados Unidos, haciendo
uso de su omnímodo poder, aplastó brutalmente la resistencia del
pueblo iraquí y se apoderó de los más ricos yacimientos
petroleros del Medio Oriente. No le basta eso al Imperio. Ahora
aspira atacar a otros pueblos: Siria, Irán, Corea del Norte, Libia,
y también Cuba están en la mira de esta fiera que sueña con
colocar al mundo entero de rodillas.
Nunca antes el mundo ha expresado su
repudio a una guerra de rapiña como lo ha hecho en los últimos
meses. Millones de personas en todos los continentes se han
movilizado para enfrentar y condenar esta política de terror y de
barbarie. Pero esa protesta es todavía solo la expresión de un
sentimiento antiimperialista. Corresponde a los trabajadores y a sus
organizaciones de clase, en primer lugar, transformar ese
sentimiento en conciencia.
Nuestra lucha tiene una base
esencialmente reivindicativa; pero no puede quedarse allí. Un
proletariado sin más ideal que los centavos del salario —decía
José Carlos Mariátegui— es incapaz de emprender obras
históricas. Y de nosotros depende asegurar que el proletariado de
nuestros países tenga esa voluntad y esa capacidad, porque luchamos
por una democracia real, por una justicia legítima, por una
sociedad solidaria.
Hoy en nuestros países rigen los
mecanismos del neoliberalismo que generan hambre, miseria y atraso
social, pero también descomposición moral, corrupción galopante,
envilecimiento de las relaciones sociales, crisis política y
desgobiernos.
Por eso hoy en todos los países de
la región se lanza la protesta multánime de los pueblos. En todas
partes surge la voluntad combativa de las masas. En cada sitio los
trabajadores y las poblaciones se baten enérgicamente contra la
política succionadora del Imperio y buscan expulsar a las
camarillas corruptas que nos oprimen.
Que este Primero de Mayo sea entonces
una oportunidad para conocernos mejor, para intercambiar ideas, para
burilar nuestros objetivos, pero, sobre todo, para macerar en
espíritu y conciencia revolucionaria, la voluntad de lucha de
nuestros pueblos.
¡Que viva el Día Internacional de
los Trabajadores! (Exclamaciones de: "¡Viva!")
¡Que viva Cuba Socialista!
(Exclamaciones de: "¡Viva!")
¡Libertad para los cinco prisioneros
del imperialismo! (Exclamaciones de: "¡Libertad!")
Gracias (Aplausos).