Buenos días.
En primer lugar quisiera enviar desde
esta tribuna internacional un saludo a todos los trabajadores del
mundo en el Día Mundial del Trabajo.
Soy estudiante de la Escuela
Internacional de Educación Física y Deporte, y represento a más
de 15 000 jóvenes que cursan estudios en la República de Cuba,
quien en una verdadera muestra de solidaridad y humanismo hace
posible materializar el sueño de millones de estudiantes de poder
formarse y graduarse como profesionales.
A la Revolución Cubana y a su pueblo
liderado por el Comandante en Jefe Fidel Castro, le decimos gracias,
y estén seguros de que esta nueva generación que hoy se forma en
vuestro país será fiel portadora de principios e ideales que son
la verdadera base de los derechos humanos, me refiero al humanismo,
a la solidaridad, a la soberanía, al respeto y a la
autodeterminación de los pueblos.
El mundo se encuentra hoy ante la
amenaza más terrible que jamás se haya ejercido. Estamos frente a
la imposición de una dictadura fascista a nivel mundial, encabezada
por el gobierno de Estados Unidos y sus vasallos.
No puede tomarnos por sorpresa la
etapa reciente de crímenes desatada por el imperio, iniciada en
Yugoslavia, continuada en Afganistán y en estos últimos días lo
acontecido en Iraq, donde el señor Bush dispuso una invasión de
270 000 agresores armados con tanques y bombarderos estratégicos,
confirmando que Washington debe mantener la hegemonía que ostenta
en armamento, tecnología y espionaje.
Estos verdaderos genocidios no son
otra cosa más que herramientas utilizadas para reconstruir el mapa
geopolítico en favor de los intereses particulares de las grandes
transnacionales que se escudan bajo el poder político y militar del
gobierno de los Estados Unidos.
Pero está claro que no podemos
esperar otra cosa de quien desde su formación aniquiló a sus
originarios pobladores de su territorio, viviendo del trabajo de
millones de esclavos, quien además promueve un violento racismo y
mata cada año a decenas de millones de personas de países del
Tercer Mundo a causa del hambre, producto de las políticas
neoliberales.
Nadie puede negar el carácter
ilegal, innecesario y criminal de esta guerra, que por si fuera poco
la pérdida de vidas humanas que produce se la utiliza como una
amenaza queriendo extenderla quien sabe hasta dónde y hasta
cuándo.
En este contexto el imperio refuerza
sus acciones y maniobras de todo tipo encaminadas a justificar una
agresión genocida contra Cuba, utilizando pretextos que no son más
que mentiras y calumnias como la supuesta violación de los derechos
humanos.
Hace unos días se realizó la
asamblea de la Comisión para los Derechos Humanos de las Naciones
Unidas, donde un grupo de países o debiera decir mejor, de
gobiernos, presentaron una acusación contra Cuba, acusándola de
faltas a los derechos humanos.
No caben dudas de que los mismos
actúan bajo presiones y chantajes ejercidos por el gobierno
norteamericano quien los obliga a actuar de manera incondicional a
sus intereses particulares. Estos de manera totalmente sumisa,
ejecutan al pie de la letra las órdenes y se olvidan de la poca
autoridad moral con la que cuentan, dada la situación actual de sus
pueblos.
Voy a citar el caso particular del
Uruguay: hace unos días recibimos con mucho dolor la noticia de que
cinco niños que no pasaban los cinco años de edad habían perecido
por causa de inanición, es decir, por no tener nada para comer.
Quiero recordar que mi país apenas
sobrepasa los 3 millones de habitantes y cuenta con más de 10
millones de cabezas de ganado vacuno a lo largo y ancho de su
territorio.
Por otro lado, en lo que va del
período del gobierno actual se ha incrementado de manera alarmante
el fenómeno de la emigración masiva de jóvenes hacia los países
del norte, a causa de la falta de oportunidades en lo laboral y
asfixiados por una situación económica que no se sostiene más y
que parece no tener solución. Solo el año pasado dejaron el país
más de 70 000 compatriotas.
Está de más decir lo que para
cualquier nación significa no contar con el capital humano
necesario, más aún en la situación de crisis en que se encuentran
los países latinoamericanos.
Cabe preguntarse, ¿tendrá el
gobierno uruguayo autoridad moral para reclamarle algo a cualquier
país del mundo en materia de derechos humanos? Por supuesto que no,
mucho menos a Cuba, que defiende el derecho soberano de los pueblos,
que es un país pobre y bloqueado, decidido a defender su
soberanía, el derecho a decidir su destino, su modo de vida y su
sistema de distribución de riquezas.
Esto es la lucha que Cuba libra desde
hace 44 años.
¿Será que este pueblo tiene derecho
a defenderse?
¿Alguien puede privar o cuestionar
hoy el derecho de Cuba a defenderse del terrorismo, a defender su
espacio aéreo, sus costas, la vida de sus 11 millones de
habitantes?
¿Tiene este pueblo derecho a hacer
justicia, derecho a la vida?
¿Cuántos muertos más se necesitan
para llorar a los muertos cubanos? Hasta hoy suman 3 879 y 2
099 inválidos, esto es seis veces mayor en proporción a los de las
Torres Gemelas.
¿Quién se lamenta por ellos junto
al pueblo cubano? ¿En qué Comisión de Derechos Humanos de Ginebra
se condenaron estos crímenes? ¿Qué ocurrió con los criminales
que los llevaron a cabo?
Que nadie confunda la justicia
soberana de un pueblo con la violación de los derechos
fundamentales.
Lo que está en juego hoy es la
posibilidad de que se desencadene sobre Cuba una agresión tan
brutal, como inmensa ha sido su actitud en la lucha contra el
imperio en todos estos años.
Nosotros, extranjeros que tenemos el
orgullo de vivir y compartir esta lucha junto al pueblo cubano,
sentimos cada día de esta Revolución como una victoria frente al
poderío y la amenaza permanente de Estados Unidos.
Cada día de resistencia del pueblo
cubano es un día de aleccionadora dignidad para la historia.
Hoy más que nunca declaramos nuestro
apoyo y solidaridad incondicional a la Revolución Cubana y a su
heroico pueblo.
¡Viva el socialismo! (Exclamaciones
de: "¡Viva!")
¡Viva Cuba libre! (Exclamaciones de:
"¡Viva!")
¡Venceremos! (Exclamaciones de:
"¡Venceremos!")