
A casi nadie le es ajeno el nombre de Basilia Papastamatíu. Nacida en Argentina, descendiente de familia griega, y radicada en Cuba hace más de 50 años, la escritora, periodista, editora y traductora nos resulta, por muchas razones, cercana. Su natural desenvoltura, su obra propia y su infatigable faena como promotora cultural nos permiten sentirla como parte de esa familia que se crea a partir de los resortes emocionales que propicia la literatura.
Basilia cumplió, este 23 de marzo, 85 años. Conversar con ella en esta ocasión es, más que honrarla, recibir la calidez de su palabra, siempre sabia y oportuna. «Aunque mis inicios como escritora fueron en Buenos Aires y en París, cuando en 1969 vine a Cuba, decidí finalmente quedarme en esta hermosa isla. Casi todos mis actos y obras ocurrieron aquí. Y me ha gustado que haya sido así, porque siempre me pareció que estaba contribuyendo a construir una sociedad que se quiere más libre y justa, a pesar de que hay quienes, muy poderosos, querrían y tratan a toda costa –y en estos momentos con más saña que nunca– de evitar que, como modelo social, exista y prospere», nos dice.
Tenía 17 años cuando empezó a publicar en medios culturales. En los años 60 fundó, junto con otros jóvenes escritores, el grupo literario Airón, que desde 1959 hasta 1966 publicó una revista y creó una editorial. Aunque nunca ocioso, ha pasado el tiempo.
–¿Cuánto ha cambiado, o no, Basilia?
–La verdad es que nunca me detuve a pensar si soy la misma o si he ido cambiando en algún sentido. Creo que no. Porque por lo que recuerdo, desde que tengo uso de razón, mis pensamientos y formas de actuar han sido, más o menos, semejantes. Y afortunadamente, porque me demuestra que, en general, no me equivoqué en mis elecciones y decisiones. Sigo estando muy de acuerdo con lo que fui, soy, y todo lo que he hecho, sin arrepentimiento alguno, y si volviera a nacer lo repetiría, costara lo que costara.
«Me dediqué a la cultura, y en particular a la literatura y al periodismo, por una necesidad vocacional, de creación. Desde mi adolescencia vi en la escritura mi mejor medio para expresarme. Y desde entonces hasta ahora, de una u otra forma, traté de dedicar todo mi tiempo posible a la poesía –que para mí es lo más importante–, a mis textos de crítica literaria y también a la promoción de autores que, por su valor, merecen ser más conocidos», nos comenta, y es fácil que vengan a nuestra memoria la firma de sus trabajos, y su activismo en tertulias como Aire de luz, fundada por ella.
Al merecer, en 2020, el Premio Nacional de Periodismo Cultural José Antonio Fernández de Castro, Basilia nos anunció que procuraría trabajar en su obra personal. Al respecto, nos pone al tanto: «Sigo tratando, pero no mucho, porque, aunque no hay nada que me dé más satisfacción que estar sola, escribiendo mis textos, al mismo tiempo me encanta comunicarme con la gente, y trabajar en grupo».
En un rápido paneo, nos responde que el Instituto Cubano del Libro es «mi segundo hogar»; escribir, «placer y drama a la vez», y que vivir es «ilusión de ser para siempre».
De muchas partes recibe Basilia los mejores deseos, que es a su vez, quererlos para la cultura cubana.
COMENTAR
Aníbal dijo:
1
24 de marzo de 2025
10:13:49
Eugenia dijo:
2
22 de abril de 2025
15:54:52
Eliana M. López dijo:
3
3 de junio de 2025
16:21:49
Responder comentario