ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA

Foto: Portadas de los libros referidos.

En las páginas de la bibliografía sudafricana, dos nombres resuenan con especial fuerza: J. M. Coetzee y Nadine Gordimer; ambos premios Nobel de Literatura. Sus obras, aunque diferentes en estilo y enfoque, comparten un hilo conductor que entrelaza la experiencia humana con las tensiones sociales y políticas de un país marcado por el apartheid y la colonización.

Así lo reflejaron Jorge Fornet, presidente de la Academia Cubana de la Lengua, y Álvaro Castillo, escritor, editor y bibliófilo colombiano, en el Foro Literario que se desarrolló este lunes en la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac), dedicado a la literatura sudafricana.

En la sala Rubén Martínez Villena de la institución, Fornet analizó la novela de «clara intención moral»: Esperando a los Bárbaros, de Coetzee; mientras que Castillo reflexionó sobre el «penetrante retrato de una mujer impetuosa»: La hija de Burger, de Gordimer.

La novela de Coetzee se sitúa en un remoto pueblo donde un magistrado se enfrenta a la brutalidad del colonialismo. Este personaje, atrapado entre su deber y su creciente conciencia de la injusticia que lo rodea, se convierte en un símbolo de la lucha interna que muchos sudafricanos experimentaron durante años de opresión.

Su asombro ante su propia ignorancia cultural revela no solo su desconexión personal, sino también las contradicciones inherentes a un sistema que se presenta como civilizado, mientras perpetúa la barbarie.

A través de esta figura, Coetzee explora temas universales como el poder, la moralidad y el choque entre civilización y barbarie, haciendo que su obra resuene con una relevancia atemporal.

Por otro lado, Gordimer, «nacida en una familia blanca de clase media-baja», también navega por las complejidades del apartheid en sus escritos. Su experiencia vital, marcada por el acceso a la literatura en un entorno de prejuicio racial, la llevó a convertirse en una voz crítica e incisiva.

En La hija de Burger, Gordimer aborda las realidades desgarradoras de un país dividido, reflejando su propia lucha como escritora consciente del contexto que la rodeaba. Al igual que el personaje de Albert Camus en El primer hombre, Gordimer se siente fuera de lugar en su propia tierra, lo que intensifica su búsqueda de identidad y significado en un mundo caótico.

Ambos autores, a través de sus narrativas, no solo documentan las tragedias de Sudáfrica, sino que invitan al lector a una reflexión más profunda sobre el papel del individuo en la historia. Coetzee y Gordimer se convierten así en cronistas de su tiempo, al capturar las pequeñas historias que revelan las grandes verdades sobre la condición humana.

COMENTAR
  • Mostrar respeto a los criterios en sus comentarios.

  • No ofender, ni usar frases vulgares y/o palabras obscenas.

  • Nos reservaremos el derecho de moderar aquellos comentarios que no cumplan con las reglas de uso.