ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Miguel Barnet, entre los más relevantes intelectuales cubanos. Foto: Endrys Correa Vaillant

Entre los nombres que embellecen la historia de la cultura nacional se encuentra el de un hombre que aún la sigue escribiendo. Hoy, cuando arriba a sus 85 años, Miguel Barnet es considerado como una leyenda viva de las letras y la etnología y la cultura en Cuba.

Por destino o casualidad, sería el 28 de enero el día en que llegara al mundo, en La Habana americanizada de 1940. En esa misma fecha, pero de 1853, había nacido el hijo más vehemente de la Patria, José Martí.

Bautizados, para mayor sincronía, por la misma pila bautismal de la Iglesia del Santo Ángel Custodia, pareciera que el agua bendita fuera puente generacional que conectó el alma de Barnet a la belleza del pensamiento del Apóstol, para hacerlo uno de sus más fieles seguidores.

«He sido un martiano ferviente toda mi vida, porque él nos enseñó a amar a Cuba de forma incondicional. No fue solamente un gran ideólogo y pensador, fue también un hombre que cubrió la esencia de lo cubano», nos dice al indagar en el Martí que lleva consigo.

«Martí es único, insuperable, y tenemos también el privilegio de que nuestro Héroe Nacional, patriota, militante y mambí fuera, además, el gran poeta iniciador de la corriente modernista latinoamericana», comenta Barnet.

Guiado por la luz de quienes lo antecedieron en el oficio de reflejar con el arte de la palabra los misterios más profundos de la idiosincrasia cubana, Barnet ha trazado un camino entre sus precursores y nosotros.

Ha sido, durante décadas de entrega absoluta al país, uno de los más prestigiosos intelectuales, merecedor del Premio Nacional de Literatura, el reconocimiento Maestro de Juventudes, la medalla Alejo Carpentier, la Orden Félix Varela, de Primer Grado; la Orden Carlos J. Finlay y el Honoris Causa de la Universidad de La Habana, por solo citar algunas de sus distinciones.   

Narrativa, poesía y ensayos engrosan la extensa y apasionante bibliografía del autor, que entregó al catálogo de la literatura cubana obras como Biografía de un cimarrón y Canción de Rachel, junto a varios poemarios y crónicas.

Innumerables aplausos han acompañado a Barnet, miembro de Honor de la Uneac, que dirigió por muchos años, en su trayectoria por varias partes del mundo, que es decir también la trayectoria literaria de una Isla, cuya cultura se ha visto representada magistralmente mediante su obra.

La Fundación Fernando Ortiz, que cumple 30 años este 2025, y de la cual es presidente, ha sido, quizá, su regalo más relevante a la etnología del continente. Salvaguardar el pensamiento y el trabajo del llamado «tercer descubridor», para mantener vigente el legado del sabio cubano, y a la vez enriquecerlo con aportes contemporáneos de diversos estudiosos del mundo, es una tarea a la que ha entregado toda su vida, y uno de sus mayores orgullos, al que le sigue dedicando sudor, tinta y sangre.

Decir Miguel Barnet es decir maestro, militante, sucesor, precursor, poeta de amores y desesperanzas, escritor que a puño y letra soñó siempre con expandir su verdad, la verdad de una Isla que lo vio nacer aquel 28 de enero, y lo bendijo con el agua que se bendice a los grandes, para que él, a su vez, fuera uno de ellos.

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