ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Cartel de Hombres de ley: Bass Reeves. 

Desde su estreno en 2018 hasta la actualidad, Yellowstone es uno de los hitos de la teleficción estadounidense del siglo XXI, más allá de cierto tufo conservador impregnado a su relato, el cual se advierte a lo largo de la obra general de su creador: el hoy allí celebérrimo Taylor Sheridan. Él es un showrunner (así se le llama en el medio al autor-productor, cabeza creativa de una serie), que desplazó del centro de atención a vacas sagradas como Ryan Murphy y Shonda Rimes.

Yellowstone, fenómeno sociocultural dentro de EE. UU., es la serie más vista de la televisión por cable en la historia de ese país, por arriba de Juego de tronos (HBO) y The Walking Dead (AMC), dos exponentes esenciales del formato a través de la centuria en marcha.

El material de Paramount/MTV, autoconsciente de su peso en el imaginario local, se ha instituido en el ya denominado «Universo Yellowstone» que, además de la serie madre con sus cinco temporadas hasta el momento, incluye las series derivadas 1883 y 1923, también gestadas por Sheridan, guionista de esa primorosa revisión moderna del western que es la película Comanchería (2016).

La saga de la familia Dutton narrada por Yellowstone –serie a la gloria del actor Kevin Costner–, transcurre durante la actualidad, en un rancho ganadero, y es un western puro, de los de toda la vida, aunque con envoltura de drama familiar.

Precuela de Yellowstone, la también sólida 1883 (de 2021, y estrenada por nuestra televisión), se desplaza al pasado, justo al referido año del siglo XIX, en medio del viaje de los llamados pioneros a través de las Grandes Planicies. Los ancestros de los Dutton emprenden este trayecto marcado por la muerte de muchos colonos y el exterminio de los nativos, algo, esto último, que la serie tiende a esquivar, pues, cual es común en el género, está contada desde la perspectiva blanca.

Segunda precuela de la serie madre, 1923 (de 2022, y también vista en Cuba), otro producto deriva­do sobre la saga generacional de los Dutton, queda por debajo de las expectativas depositadas, tras la plausible estela forjada por 1883 y las cuatro primeras tempo­radas de Yellowstone; no así la deficiente quinta, interrumpida hasta noviembre.

También perteneciente al género del oeste es Hombres de ley: Bass Reeves (de 2023, y actualmente al aire en nuestra televisión), en la cual Sheridan, caracterizado por sus historias de hombres blancos rudísimos, por primera vez ubica a un afronorteamericano como personaje central. Sin embargo, las buenas intenciones no se traducen en resultados loables, y no alcanza el nivel de sus predecesoras. Puede haber incidido en el resultado que le confiara parte considerable de la responsabilidad de la miniserie a Chad Feehan.

Tampoco Sheridan, tan pro-sistema, tan patriarcal, tan macho alfa, había concedido un rol central a una mujer (lo más cercano a eso fue la Elsa de su coral 1883, pero a la larga no lo era tanto), hasta que apareció Operaciones especiales: Lioness (de 2023, y también exhibida en Cuba). La serie, inspirada en un programa militar real, es imperialista hasta los tuétanos, patriotera, plúmbea e inorgánica.

Aunque Sheridan demostró que puede trabajar otros géneros (el gansteril en El rey de Tulsa sería el mejor ejemplo; pues Mayor of Kingstown, muestra de thriller social, es una copia desvaída de The Wire), su zona de confort se halla, a no dudarlo, dentro del western.

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