ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Foto: Fotograma de la Película

Lo vivido en la tarde del sábado último en el cine Yara es un botón de muestra de lo que significó para el público nacional el Festival de Cine Ruso Cuba 2024, que del 3 al 7 de abril exhibió en esa sala, y en el Acapulco, de forma gratuita, una selección de lo más reciente y significativo de esa cinematografía.

Nostalgia y asombro se mezclaron allí entre quienes disfrutaron de Campeón del mundo, a cuya presentación acudió uno de los actores de reparto: Anatoly Kot; nostalgia por lo que la etapa soviética –recreada en el filme– supuso en cuanto a vínculos e influencias para la Isla, con un impacto que llega incluso a las más jóvenes generaciones; y asombro por la magnificencia de las producciones rusas actuales.

A pesar de su considerable duración, 145 minutos, el drama deportivo de 2021, dirigido por Alexey Sidorov, mantuvo en sus asientos a los asistentes, a fuerza de respetar las convenciones del género, por las convincentes actuaciones y la atrevida forma de mostrar los complicados análisis mentales, casi bélicos, que se hallan tras un juego aparentemente tan apacible como el ajedrez.

Campeón del mundo, basada en hechos reales, recrea «el partido más dramático y legendario de la historia del ajedrez»: la dispu­ta por el título de campeón del mundo entre Anatoly Karpov y Víktor Korchnoi, que tuvo lugar en Baguio, Filipinas, en 1978.

El joven Karpov –interpretado por Ivan Yankovsky– representaba a la Unión Soviética y defendía su título; mientras que Korchnoi, que le doblaba la edad, era el primer gran maestro de ajedrez desertor de la Unión Soviética y, nacionalizado suizo, pretendía la corona.

El mediático enfrentamiento, con marcados visos políticos, se convirtió en un episodio más de la Guerra Fría. Durante tres meses de juego –ganaba el primero con seis victorias– no faltaron acusaciones de ambos lados: uso de parasicología, hostigamiento de los servicios secretos, conducta antideportiva y fraude.

El relato, narrado desde el punto de vista de Karpov, se acerca a sus dilemas familiares y amorosos, y al aplastante estrés vivido en esos meses, cuando el prestigio de una nación entera, incluso de un sistema social, parecía pesar sobre sus hombros.

La película refleja con naturalidad las presiones ejercidas sobre el jugador desde el poder soviético, y también engrandece los valores de ese equipo de ajedrez, y de aquella nación, el compañerismo, el orgullo patrio, la resistencia.

Karpov ganó espectacularmente el Campeonato Mundial por 6-5, no sin un serio desgaste físico y sicológico, y hoy se le considera uno de los mejores jugadores de ajedrez de todos los tiempos.

Momentos hilarantes y estremecedores se entrecruzan en esta entrega, respaldada por una banda sonora de tintes épicos, que deviene retrato de un episodio particular y de una época; y empuja a la búsqueda posterior de más elementos sobre el hecho, y a mayor respeto hacia un deporte muy retador.

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