
Pasadizos de tierra entre farallones, desafío a la intrepidez, contemplación de unas montañas azules que embrujan en lontananza con sus afilados remates a ras de nubes. Atrevidos y seductores caminos de la Cruzada Teatral Guantánamo-Baracoa.
Las miradas desobedecen al sobresalto cuando el vehículo se retuerce en el terraplén ondulado que bordea zigzagueante los precipicios enormes; el peligro acecha de lado y lado a más de 500 metros sobre el nivel del mar; a lo lejos, el paisaje enamora.
«¡Con este sube y baja tan brusco no hace falta montaña rusa!», soliloquió Gricelda María, teatrista colombiana del Cauca; «de allá conservo vivencias muy lindas –matizó–, pero ninguna como esta; aquí, llegar a cada escenario es un desafío».
Antes, en un sendero de Imías, Dora Malo, también compatriota de García Márquez, declaraba su admiración por este proyecto, en el que ve «un patrimonio de la cultura cubana; sepan cuidarlo», animó.
Con las manos aferradas a la baranda del Kamaz triple en marcha, Rebeca Solá, documentalista española, confesó los motivos de su presencia aquí; «ver cómo llevan el arte a lugares tan intrincados».
–¿Encuentras similitudes con La Barraca, el trashumante teatro de orientación popular ideado por García Lorca?
–Pues sí, y con las llamadas Maestras españolas de la Segunda República; ellas también iban a los pueblitos y les llevaban arte y sabiduría a un público que de otro modo no tenía cómo recibirlos.
La Cruzada es un proyecto «valiente, interesante, bonito», dice Rebeca. Le conmueven «las reacciones de esta gente, que a veces hasta actúa para “los cruzados”». La estremecen «la energía y el amor con que estos quijotes llevan lo mejor de su creación a la geografía más remota»; le emociona «esa hermandad tan linda entre artistas, grupos y compañías teatrales; son como una familia».
Fecundos, retadores caminos de la Cruzada Teatral Guantánamo-Baracoa; esta vez «inyectó» alegrías en casi 53 000 corazones de 152 intrincadas comunidades serranas. Deslumbrados, desobedientes a sobresaltos, «cruzados» y espectadores ya sueñan el venidero reencuentro.
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