ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Feria Internacional del Libro de La Habana Foto: Endrys Correa Vaillant

Nadie dijo que sería fácil. El año 2023 quedará registrado en la historia de Cuba como uno de los más difíciles, arreciado sobre la Isla el criminal bloqueo económico, comercial y financiero,  que le impone Estados Unidos para estrangularle la existencia. La cultura no lo ha sufrido menos, pero lejos de apagarse, (se) ilumina y no dejó en sombras sus espacios ganados. De esa proeza dio fe, una vez más, el Instituto Cubano del Libro (ICL) encargado de comercializar y promocionar libros y de propiciar, por medio de la lectura, valores humanos esenciales.

Del 9 de febrero al 20 de marzo se celebró la XXXI Feria Internacional del Libro, que recorrió el país para concluir en Santiago de Cuba, y estuvo dedicada a Colombia como país invitado de honor, y a la bibliógrafa Araceli García Carranza y al escritor Julio Travieso Serrano, premio nacional de Literatura 2021.

En esta ocasión, se vendieron más de 710 000 ejemplares, y acudieron al capítulo habanero más de 400 000 personas. La más populosa cita cultural del país rompió el récord de países participantes, con 54, y más de 500 invitados extranjeros.

A la Feria la siguió el Festival del Libro en la Montaña, con un esfuerzo extraordinario de coordinación de todos los factores de las provincias para que el libro llegara a esas zonas intrincadas. Otra de las acciones figuradas por la literatura fue el Festival Universitario del Libro y la Lectura en todas las universidades del país, mientras que en días recientes se celebró la vi edición de Leer la Historia, que recorrió plazas, escuelas y centros de trabajo, conducido por escritores.

Con sumo interés, el ICL se ha tomado la producción del libro digital. Para ello se han ofrecido, a lo largo y ancho del país, seminarios y talleres, para preparar a editores y diseñadores. Emprender estas

publicaciones ha sido visto como una oportunidad en estos tiempos tan complejos en que los precios del papel y los insumos son extremadamente caros en todo el mundo, más en nuestro país, reciamente bloqueado.

Sin el menor ánimo de sustituir el libro físico por el digital, se han diversificado las plataformas y se ha ganado en comunicación con los escritores sobre el alcance que también tiene este producto.

El ICL ha mantenido vivo su envidiable sistema de espacios fijos, y también algunos temporales, de promoción literaria. Estas acciones se multiplicaron en todas las provincias, independientemente de la real falta de recursos. Un espacio de tanto reconocimiento como el Sábado del Libro se distinguió por presentar los títulos, tanto impresos como digitales, y fueron llevados a la escena digital. Trasciende también que el ICL cuenta ya con su tienda virtual librocubano.enzona.net, en la que se puede adquirir literatura cubana.

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