ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
El álbum está dedicado a la memoria del inolvidable José Luis Cortés y el estadounidense Artie Webb. Foto: Imagen de la portada del disco

Lo que comenzó siendo una aventura inédita al reino de la flauta, tuvo un final feliz, y sobre todo, prometedor, esta semana en La Habana: la presentación del disco Flautas gigantes, perteneciente al catálogo de la Egrem, corona el proyecto más ambicioso liderado por el compositor, orquestador e instrumentista cubano Orlando Valle, Maraca, al reunir nada menos que a 64 flautistas de 20 países.

El punto de partida se sitúa en agosto de 2012, cuando Maraca asistió a la Convención de la National Flute Association, efectuada en Nueva Orleans. Tres detonadores dispararon la ansiedad del músico antillano: sus colegas no cesaban de ponderar el sonido peculiar de los ejecutantes cubanos del instrumento; la invitación que le hizo Ali Ryerson para tocar con la banda de flautistas estadounidenses que ella nuclea; y la idea de poner en primer plano la diversidad de estilos por encima de ejercicios virtuosísticos, puesto que la flauta se halla en el vórtice de las especies musicales de la Isla –recórrase desde el danzón a la pachanga– y alcanza su plenitud en el chachachá.

Como se sabe, Maraca viene y va del jazz latino, en el que es congruente mezclar, fusionar, dar saltos no en el vacío. Su disco Descarga total, facturado después de una fecunda estancia en Irakere, da la medida de una formidable integración. En Flautas gigantes, coinciden flautistas de varias generaciones y lenguajes, clásicos y populares, charangueros y jazzistas en 11 temas.

La mayor parte de estos fueron compuestos por el propio Maraca, aunque también figuran obras de Joaquín Betancourt. El álbum está dedicado a la memoria del inolvidable José Luis Cortés, y al estadounidense Artie Webb. De la hazaña de grabar un proyecto de tal magnitud hablan los enlaces entre estudios de varios países, con el 18 de la Egrem en el epicentro.

Maraca destacó las contribuciones de flautistas de marca mayor y probado sedimento, como Néstor Torres, Justo Almario, Ali Ryerson, Paul Lieberman, la canadiense Jane Bunnett y Nina Perlove, pero también la irrupción de generaciones más cercanas en el tiempo.

La escuadra cubana está excelentemente representada con Germán Velasco, Javier Zalba, Niurka González, Belinda Guerra, Danilo Lozano y René Lorente, por solo citar a algunos.

Como quiera que la integración de las bandas apunta a la flauta en papeles solistas y la armazón armónica necesaria, contar en la base rítmica con Yaroldy Abreu, Gastón Joya y Wiwi García aporta solidez a la práctica de conjunto.

Por si fuera poco, Maraca puso de relieve «la versatilidad, buen gusto y virtuosismo improvisatorio de José Alberto El Canario» y la entrega de la productora general Élsida González Portal, quien bebió desde la infancia lo mejor del instrumento, animada por su padre Angelito González Borrell, flautista de la Sinfónica de Santa Clara y de la Banda de Conciertos de la ciudad.   

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