ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Imagen que alude a una escena del programa. Foto: Portal de la Televisión Cubana

¿Quién ríe con El último para reírse? ¿Es un salto adelante o un evidente retroceso en la programación humorística de la tv Cubana? ¿Quiénes sobreviven a la decisión de otorgar un espacio privilegiado en horario estelar, después del noticiero, a un programa tan discutido y discutible?

No voy a referirme a la tradición humorística en nuestra pantalla doméstica ni a cuestionar si el espacio estrenado en la programación de verano encaja en esa tradición. Cada programa, lo sabemos, responde a condiciones y coyunturas determinadas, que inciden, a favor o en contra, en el grado de recepción y aprobación de las audiencias.

Sin embargo, no pueden ignorarse, en este caso, dos antecedentes: Pateando la lata (1995-2001) y A otro con ese cuento. Lo que en el primero, hasta cierto punto, funcionó como estructura y cauce formal, comenzó a  hacer agua en el segundo. La fragmentación de los chistes, la retórica en su construcción, la degradación del sketch y la falta de concatenación rigurosa de una a otra situación revelaron inconsistencias y erosionaron la pegada pública. Con todo, hubo momentos chispeantes y agradecidos –personajes tópicos, estereotipos y dependencia de la vis cómica y no de las situaciones–, sobre todo por un sector que, en sintonía con la propuesta del realizador, no aspiraba a la reflexión sino a un tipo de chiste que se desentiende absolutamente de toda complejidad.

Nada peor que tratar de reflotar algo que se perdió. A otro con ese cuento reencarna en El último para reírse. Si antes hubo tablazos y cámaras ocultas –apropiaciones nada originales–, ahora el ingenio trata de aflorar en minisecciones como las del correo o la influencer, con efectos no acabados de cuajar. La sección de la adivina se pierde entre gestos ampulosos, gritos y una pésima dicción.

Cuando de momento parece que va a haber cierto desarrollo en determinados planteos, la situación se congela. El tiempo fluye con lentitud, el desgano apunta hacia el bostezo.

Traer a personajes que hicieron lo suyo en otros espacios, o que poseen créditos en los circuitos humorísticos de presentaciones en vivo, no deja de ser riesgoso, en tanto se someten al arbitrio de las comparaciones. Pulgar arriba para las incursiones decimísticas de Ángel Ramiz

(Cabo Pantera) y Habanero Original, pulgar abajo para la incapacidad del personaje de Lindoro, por mucho que lo intenten colocar en una dinámica laboral que ni de lejos se parece a la que dio lugar a su presencia inicial en la pequeña pantalla.

A la tercera va la vencida. La fórmula del telechiste, con carcajadas de fondo incluidas, tocó fondo. Tocan fondo, además, los responsables de privilegiar el proyecto en la cresta de la ola del verano televisual.   

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Milagros dijo:

1

15 de agosto de 2023

06:26:27


De la Oz usted no cree que vivir del cuento hace rato que tocó fondo? si los problemas económicos en nuestro país mejoraran que sería de ese programa?

Mary dijo:

2

16 de agosto de 2023

15:35:34


Muy buen análisis. Hay otros espacios televisivos que esperan por semejante crítica