ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Foto: Wikipedia

Este es un buen día para celebrar a Serguei Rachmaninov en La Habana. Se espera una velada disfrutable a las 6:00 p.m., en la Basílica Menor de San Francisco, organizada por la emisora cmbf (pronto a cumplir 75 años) y uno de sus infatigables promotores, Helson Hernández. Habrá un aparte dedicado a los dos siglos y medio de la Academia Coreográfica de Moscú, piedra sillar de la escuela de ballet del país euroasiático, para lo cual se alistan elementos de la compañía Danza Contemporánea de Cuba. Voces e instrumentistas a la orden: la mezzosoprano Merlyn Cruz, la soprano Lily Nogueras, las violinistas Camila Crespo y Elizabeth Yodú, la violista Chary Mar Bosch, Amaya Justiz en el violonchelo, y el guitarrista Josué Tacoronte.

Todos los días son buenos para enaltecer el legado de Rachmaninov (1873–1943), al margen de la conmemoración de los 150 años de su nacimiento el primer día de abril, en la Staroussky Uyezd, y de los 80 de su deceso, en California, el 28 de marzo. O del centenario de sus conciertos en la capital cubana, acontecidos los días 6 y 9 de enero de 1923. La obra del pianista y compositor ruso se halla al alcance del oído y nutre el espíritu de audiencias muy diversas a lo largo y ancho del mundo.

El aura romántica de sus conciertos para piano y orquesta cautivan. Si se escuchan desde la gran pantalla, el efecto perdura. El Concierto No. 2 en do menor (1901) ha estado presente en las bandas sonoras hollywoodenses de películas de notable impacto popular, como Gran Hotel (1932), de Edmund Goulding; Rapsodia (1954), de Charles Vidor; La comezón del séptimo año (1955), de Billy Wilder, con la inefable Marilyn Monroe; y Más allá de la vida (2010), de Clint Eastwood; y versionado fragmentariamente por Frank Sinatra en 1957.

Mención especial para la presencia del Concierto No. 3 en Claroscuro (Shine), filme australiano de Scott Hicks, biografía fílmica del pianista David Helfgott, niño prodigio atormentado que ve su carrera frustrada por sus crisis nerviosas.

Rachmaninov es punto fijo en el repertorio de destacados intérpretes cubanos. No falta en las sucesivas ediciones del Encuentro de Jóvenes Pianistas, que por una década nos han regalado la Oficina del Historiador de La Habana y el maestro Salomón Mikowsky. Ejemplar la grabación de nuestro Jorge Luis Prats con la Orchestre de París, bajo la dirección de Paavo Jarvi, jornada en la que ante el entusiasmo del público regaló la Sonata No. 6, de Bizet-Busoni; y la Mazurka en glissando, de Lecuona.

Si los conciertos para orquesta atrapan, no menos resultan las series de preludios para piano solo. En estas se revela el más depurado pianismo, como para celebrar la huella de Rachmaninov.

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Me encanta Barbara Eden dijo:

1

12 de abril de 2023

11:49:01


En español, debería deletrearse Rakhmaninov o Rajmaninov. Rachmaninoff es como se deletrea en alemán.