ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Mariana de Gonitch. Foto: Tomada de Trabajadores

¿Qué pasó por la cabeza de aquella mujer el 9 de agosto de 1940, cuando puso por primera vez sus pies en La Habana? ¿Reacción ante los ardores sofocantes del verano tropical? ¿Pupilas obnubiladas por la excesiva luz? ¿Oídos atribulados ante los sonidos inéditos para ella entonces de una ciudad donde sones, que ya conocía, y pregones, que le eran desconocidos, se mezclaban?

Si Mariana de Gonitch no se hubiera enamorado en Francia del músico Pedro Guida, saxofonista, compositor y protagonista de la ola cubana en el París de los 30, difícilmente la isla antillana habría aparecido en su horizonte.

El amor, cimentado en la comunión de intereses espirituales, trajo a Pedro de vuelta a Cuba y a ella por primera vez y para siempre.

Mariana era mucha Mariana antes de echar raíces definitivas en La Habana. Nacida el 5 de febrero de 1900 en San Petersburgo, educada en el Conservatorio Imperial, emigra a Francia en los días tumultuosos del inicio de la Primera Guerra Mundial. Allí prosigue estudios de canto y llama la atención de maestros y directores orquestales y de escena, al punto que consigue la aprobación unánime del público y la crítica cuando debuta, a los 23 años, en el Gran Teatro de la Ópera de París y el Teatro de los Campos Elíseos, en Don Juan, de Mozart, y Fausto, de Gounod.

Meterse bajo la piel de la Margarita de este último título le depara una experiencia inolvidable: la función compartida en 1928 con el mítico bajo Fiódor Chaliapin, en Berlín. Mariana se codeó por esa época con lo que más valía y brillaba en la escena lírica musical europea, acrecentando ella misma su valor y brillantez.

En La Habana se incorpora a la vida cultural, tal como lo registran los anales de la Sociedad Pro Arte Musical, a la vez que participa en iniciativas sociales y humanitarias como las campañas antifascistas y por los derechos de la mujer. No fue fortuito el hecho de haber sido invitada de honor a la fundación de la Federación Mundial de Mujeres Democráticas. Como tampoco lo fue, muchos años después, tras el triunfo revolucionario, el estado de gracia con que resguardó el recuerdo de su encuentro con Fidel, el 20 de octubre de 1960.

Su siembra mayor resultó la formación de talentos vocales a partir de 1945, en la academia creada por ella. La primera alumna, Esther Valdés, una de las más sobresalientes sopranos cubanas de todos los tiempos; después, decenas de discípulos, entre los cuales se halla Hugo Oslé, quien en 2008 relanzó la academia de canto Mariana de Gonitch, promovió un exigente concurso que lleva el nombre de la gran artista, y lleva a cabo una extraordinaria labor de proyección social.

Mariana dejó de respirar hace 30 años, mas no de cantar en las voces que han prolongado su escuela y una vocación de servicio permanentemente renovada.

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Angel dijo:

1

16 de enero de 2023

08:36:53


La mujer, siempre con Cuba. Mi solidaridad y respeto, al pueblo cubano.

Rosalia dijo:

2

16 de enero de 2023

13:38:59


Muy bueno Pedro gracias por la información tan acusiosa.