Con el espectáculo Algo se nos fue contigo, en homenaje a esa artista de renombre que es Rocío Jurado, llegó una vez más a esta Isla que siente suya la cantante española Pilar Boyero, reconocida en la última edición de Cubadisco con el premio Mejor disco internacional.
De una absoluta franqueza resulta la denominación dada al concierto, en el que la admiración de la cantante por su coterránea se deja ver por espacio de dos horas y media. En él, la charla oportuna y la voz estremecedora de Pilar propician el «regreso» de la Jurado, una mujer singular que desde el arte asumió desenfadadas posturas.
A Pilar no solo se le ha ido algo con la partida de la extraordinaria intérprete que inmortalizara temas aprendidos y cantados por toda la comunidad hispanohablante del mundo, sino que, más bien mucho, muchísimo de esa mujer temperamental, se ha quedado en ella. Más allá de defender brillantemente el repertorio de «la más grande» desde 2020 –cuando en España se estrenara el concierto–, la anécdota conocedora, la remembranza en su justa medida y la sinceridad interpretativa de que hizo gala, dan fe de ello.
Así lo pudo constatar el público reunido este sábado en la sala Covarrubias del capitalino teatro Nacional, (también se presentó el domingo en la Iglesia de la Virgen de Regla; y actuará, además, en el Teatro Sauto y en el Anfiteatro del Centro Histórico de La Habana).
Acompañada en un primer tiempo por los músicos de la jazz band del maestro Joaquín Betancourt, dirigidos en esta ocasión por Jaime Reyes, la cantante abrió su homenaje con Como las alas al viento (Agustín Abellán Malla, Chango), para continuar con Amor marinero, (Bazán y García Tejero), una canción que figura entre las primeras de Rocío Jurado, quien «llegaba en un momento diferente al mundo de la copla», y que fuera uno de los más censurados en tv española «por los gestos que aquellas manos, aquel cuerpo y aquella mujer hacían para interpretarla».
Canciones como Vibro y Si amanece, bien conocidas por el público cubano, habían subido ya la temperatura del auditorio cuando la cabal interpretación de Señora, un tema de Manuel Alejandro, puso de pie al teatro en un aplauso sostenido y no pocos enjugaron lágrimas.
Con la emoción a flor de piel, los espectadores escucharon una confesión de Pilar, su respuesta a lo que suele decir cuando le preguntan qué es lo que tanto ama de Cuba. «Pues su gente. Cuando pruebas los aplausos de esta Isla ya ningún otro te convence», dijo, y sin presentación, por resultar innecesaria, llegó Como yo te amo. Ya en el estribillo, una «alteración» de la letra fue advertida: ¡Yo te amo, Cuba!, y nuevamente fue ovacionada.
Para cantar Algo se me fue contigo, que escribiera Manuel Alejandro para Rocío Jurado, tras morir la madre de la artista –«una canción que no sé cómo pudo interpretar»–, Pilar invitó al maestro Alejandro Falcón (al piano), quien también la acompañó en ¡Ay, pena penita pena!, de Lola Flores, otra de las grandes, que consideró que, habiendo visto mucho arte, como el de Rocío no había dos.
Falcón, junto al grupo flamenco que llegó a la Isla con Pilar, pusieron música a Como una ola, largamente aplaudida. Vinieron después La bien pagá, que interpretara Miguel de Molina; un clásico como la copla Ojos verdes, compuesta por Manuel Quiroga, con letra de Rafael de León y Salvador Valverde; Qué no daría yo, escrita para la Jurado por José Luis Perales, y la balada Se nos rompió el amor, ahora a ritmo de flamenco, animada por el bailaor Andrés Malpica.
Con agradecimientos a las instituciones cubanas, fue cerrando el concierto que reservó para el final los temas Virgen de Regla y Me ha dicho la luna, este último con el teatro de pie, tras vivir una noche en la que Rocío y Pilar fueron una, bendecidas por la música, la trascendencia y la eterna armonía.


 
                        
                        
                        
                    







 
         
         
         
         
        

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Victor dijo:
1
4 de diciembre de 2022
20:31:28
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