Sentimientos encontrados se derivan de la exhibición de un capítulo de Acuarelas de Cuba, serie de animación con la que Cubavisión pretende insuflar actualidad a una de las zonas en las que Luis Mariano Carbonell sentó cátedra y construyó una parcela personalísima de su proyección artística.
Si por una parte el rescate de la voz de Luis en la interpretación de estampas vernáculas apunta a la preservación y puesta al día de una obra patrimonial, por otra el redimensionamiento de ese legado en una producción audiovisual debió acompañarse de una revisión crítica de lo que esas estampas representaron, en su momento, y el efecto que tendrían en un contexto diferente al que les dio vida.
Eso sucedió con Tomasita la Pelá, que sirvió de carta de presentación de la serie. Ni literaria ni conceptualmente compite con otras estampas popularizadas por Luis Carbonell. Las hablantes, dos mujeres de una casa de vecindad, obviamente humildísimas, hacen trizas a otra que parece ascender socialmente a partir de su relación con un acaudalado comerciante.
Su autor, Felipe Cruz, aprovechó –sin lugar a duda– el transformismo vocal y el ajustado histrionismo de Luis para montarse en un esquema que conectaba con las audiencias en los años 40 y 50 del pasado siglo. Recuérdense las alianzas entre Félix B. Caignet, Arturo Liendo y Enrique Núñez Rodríguez con el actor declamador. Estampas vivas, pletóricas de gracia y sazonadas por el talento de Luis Mariano.
Pero la racialización exacerbada de la figura de Tomasita, a la que se une una degradación de su condición física, resulta a estas alturas no solo extemporánea, sino estética y culturalmente empobrecedora.
La naturaleza de la historia gráfica de Jesús Rubio refuerza esa condición, al no dejar espacio a la sugerencia y dar por hecho lo que el texto afirma sobre la base de exagerar rasgos grotescos y estereotipos seudofolclóricos en las imágenes, incluyendo la del potentado español, amante de Tomasita.
Faltó, a todas luces curaduría crítica en la selección de la estampa, y un planteamiento riguroso en el proceso de elaboración de las imágenes que darían cuerpo visual al empeño.
Con ese Luis no es con el que nos debemos quedar. Fue un artista de su tiempo que, en el mejor de los casos, trascendió su tiempo con un modo único de asumir la poesía, la narración oral y la manera más profunda de entender la cultura cubana. En 2023 se cumplirá el centenario de su nacimiento. Habrá que honrarlo a la altura de sus aportes reales e imperecederos.












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maidelin marin yera dijo:
1
11 de octubre de 2022
09:25:19
gina dijo:
2
11 de octubre de 2022
10:03:40
Rosa Cantillo dijo:
3
11 de octubre de 2022
12:31:54
joseantonio dijo:
4
11 de octubre de 2022
12:54:21
Mercy dijo:
5
30 de octubre de 2022
12:35:42
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